La transvanguardia del 'Concierto Eco', de Tomás Marco, y reposición de los 'Carmina Burana'

Un estreno español -el Concierto Eco para guitarra, de Tomás Marco- y la revisión de los populares Carmina Burana, de Carl Orff, muerto en marzo del pasado año, llenaban el último programa de la Sinfónica de RTVE dirigido por Odón Alonso, acogido por el público con largas ovaciones. Marco, autor ya de otro concierto guitarrístico (Guadiana) y de páginas dedicadas al antes mencionado instrumento nacional, corno Naturaleza muerte con guitarra (homenaje a Picasso) y Paisaje grana (homenaje a Juan Ramón Jiménez), fue impulsado por el gran Yepes para escribir una pieza concertante para guitarra amplificada y orquesta, que no es otra que la estrenada en Praga por José Luis Lopátegui, hace más de dos años, y ahora por Yepes en España.Tomás Marco, plural e inteligente, antes que "distinguir las voces de los ecos", ha sumado una serie de ecos musicales, estructurales y hasta literarios, por la alusión a la fábula de Narciso y Eco. Esta vez, Narciso no ha rechazado a la ninfa-concierto, como en Ovidio, y no es probable que Eco se convierta en piedra. Imperó la versión calderoniana, y así Narciso ha sido seducido por el canto de la mítica ninfa. Ahora está de moda en Madrid hablar y escribir sobre la transvanguardia, gyacias a la visita del signore Bonito y Oliva y sus patrocinados. En música, ya hace tiempo que la transvanguardia existe, aquí y fuera de aquí, sin más valor que el de una etiqueta bastante imprecisa. El Concierto Eco puede incluirse dentro de la clasificación, siempre que la adoptemos sin olvidar unos cuantos rasgos muy queridos por Marco: extremada simplicidad, renuncia a la continuidad del movimiento (el "siempre seguido", de los alemanes), concepciones voluntariamente dispersas, cuyos elementos, cada uno con su forma y su color, flotan como lotos en el estanque, en lugar de fluir (y nada más lógico que estas alusiones acuáticas cuando estamos bajo la influencia de Narciso y Eco).

No hay en el concierto ni afán preciosista, ni primor de escritura, ni sumisión a un virtuosismo guitarrístico demasiado evidente -aunque la obra no sea fácil-, ni un apurado regusto bien sonante. Todo aparece como una espontaneidad despreocupada del "aliño indumentario". Un dato me parece más relevante que los otros: el entronque de lo meridional español en lo oriental, ensayado por Marco en otras páginas. En definitiva, Paisaje grana es la raíz del concierto.

De magnificencia creativa la labor de Narciso Yepes, que con Odón Alonso y los radiotelevisivos montaron la partitura estupendamente. Que a la altura de su auténtico divismo Yepes encuentre tiempo para estudiar obras nuevas, en vez de dormirse sobre los laureles del repertorio, es clara demostración que si el concierto a él dedicado se denomina Eco, Yepes tiene poco de Narciso, aparte el patronímico.

Magnífica traducción

Odón Alonso, el Coro y la Orquesta de RTVE, la Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo y los solistas Norma Sharp (soprano), José Foronda (tenor) y Brian Rayner-Cook (barítono) lograron una magnífica traducción de ese best seller de Carl Orff que son los Carmina Burana, todo un catálogo de diversos matices expresivos, desde lo violento y elemental hasta lo líricamente poético. El público reaccionó con encendido entusiasmo.