Cartagena ha reducido sensiblemente su contaminación después de tres años de medidas especiales
La contaminación de Cartagena en 1983 contrasta ampliamente con la situación que la ciudad padecía en 1979 y que determinó la adopción de un plan especial de saneamiento. Un informe municipal, al que ha tenido acceso este periódico, muestra cómo en los tres últimos años los índices de contaminación han disminuido sensiblemente. Según José Miguel Hernández, concejal de Medio Ambiente, la inversión térmica que ha provocado estos días la permanencia de un hongo contaminante, provocado por un largo anticiclón, sobre el casco urbano hubiera obligado hace tres años a la evacuación de más de un barrio. "Estos días", prosigue el concejal, "no se han alcanzado los niveles límites del anhídrido sulfuroso, tasado en cuatrocientos microgramos por metro cúbico; prueba de ello es que no hay protestas de los vecinos, y las narices de las personas son el mejor termómetro de la situación".
Un dato significativo sobre e descenso de la contaminación en Cartagena es que mientras en 1979 se contabilizaron 57 días en que los niveles de sulfuroso rebasaron ampliamente los cuatrocientos microgramos de inmisión por metro cúbico, en 1982 sólo un día, en el mes de julio, se superó dicha cifra.Esto se debe a las medidas de prevención en la salida de gases y emisión de partículas sólidas que cuatro de las siete gindustrias, que contaminan la ciudad y el valle de Escombreras, han puesto en funcionamiento a partir de que Cartagena fuera declarada ciudad oficialmente contaminada y el Ministerio de Industria impusiera un plan de tres capítulos para combatirla suciedad del medio ambiente.
Sin embargo, y coincidiendo con los primeros resultados positivos de la lucha contra la contaminación, la Consejería de Sanidad ha publicado el resultado de una amplia encuesta sobre la incidencia de los contaminantes y la frecuencia de enfermedades bronco-pulmonares entre los niños cartageneros. La doctora Elvira Ramos ha establecido los parámetros de lo que se ha venido en llamar el síndrome cartagenero, entre los pediatras que ejercen en este término municipal. El estudió se basa en una amplia encuesta realizada en distintos barrios contaminados y entre familias con distinto nivel de vida.
Elvira Ramos traduce su amplia encuesta a unos resultados altamente preocupantes cuando muestra la relación clara entre enfermedades broncopulmonares y el bajo nivel de vida de estos enfermos: situación social que se traduce, además, en la falta de un tratamiento médico adecuado. Entre esta población se reconoce en el informe que un amplio sector padece "ruidos y silbidos en el pecho, así como fatiga", lo que no es posible evaluar ante la falta de seguimientos médicos de la salud de estos vecinos. Queda, por otra parte, meridianamente claro la relación directa entre contaminación y disminución en la capacidad pulmonar: el consumo de medicamentos y la frecuencia en la atención médica que reciben los habitantes cartageneros en relación con enfermedades como asma y otras dolencias respiratorias está en proporción inversa al nivel de su economía familiar.
No habrá traslados
Sin embargo, ninguna de las siete grandes industrias que contaminan realmente Cartagena tiene previsto trasladar sus instalaciones. "Ni siquiera nos lo hemos planteado", se sincera el concejal que entiende del tema. "Sería suicida, dada la situación de crisis industrial, obligar ahora a ninguna factoría a trasladarse"; de hecho, las medidas anticontaminantes han sido puestas en marcha en sólo tres de las siete empresas antes apuntadas. A las plantas de fundición de Peñarroya Española, Unión de Explosivos Río Tinto y Española del Zinc se ha sumado voluntariamente la Empresa Nacional de Fertilizantes (Enfersa), ubicada en el valle de Escombreras, a siete kilómetros del centro de la ciudad y lugar de concentración de otras tantas factorías que contaminan, y a las que hasta ahora nadie ha controlado en sus niveles de contaminación.Quedan fuera del plan de normalización atmosférica, por tanto, industrias tan contaminantes como la térmica de hidroeléctrica y la llamada Refinería de Petróleos o Enpetrol, que por sí solas contaminan en ocasiones hasta niveles que llegan a los 2.000 microgramos por metro cúbico de sulfuroso, según calcula el concejal Hernández. Lo cierto es que nadie conoce con exactitud cuáles son los niveles de azufre del valle de Escombreras, donde habitan 5.000 personas.
A partir del Real Decreto 1.197 de 1979, que establece el plan de saneamiento para Cartagena: la empresa Peñarroya ha invertido un total de seiscientos millones de pesetas en medidas y aparatos que evitan, disminuyen o dispersan la contaminación de sulfuroso que se libera a partir de la galerna que funden. La planta, dice su director, José Luis Rebollo, ha evitado definitivamente la emisión de polvo de azufre gracias a cinco tipos de filtros en seco que están funcionando. Sin embargo, el mayor logro de cara a la población está en la chimenea de cien metros de altura, sobre una cota de 170 metros sobre el nivel del suelo, que libera los gases derivados de la extracción del plomo. La chimenea ha superado los cien millones de coste y ha conseguido romper la capa de la atmósfera que sirve de paraguas o boina en la ciudad y devuelve los humos sobre la población. Por tanto, se continúa liberando la misma cantidad de sulfuroso, que constituye sólo el 0,10% del total de gases (incluido vapor de agua) que se dispersan por dicha chimenea.
El 30% de la inversión económica obligada por la Administración debía ser reembolsada por el Estado, según la ley de 1972 sobre prevención de la contaminación ambiental. Peñarroya, no obstante, aún no ha cobrado los veinticinco millones de pesetas que por tal concepto se le adeudan.
Otro tanto le ocurre a Unión de Explosivos de Río Tinto, factoría que se encuentra prácticamente dentro del casco urbano y dominando la estación de ferrocarril. Según informaba a EL PAIS su director, Francisco Dolbas, ERT ha reclamado ante la Administración la subvención pactada, y ante el hecho de que sólo se le costea el 10% del total de las inversiones efectuadas para prevención de contaminantes, cifra que asciende hasta los, 91 millones de pesetas, sumando las reformas referidas a la primera y segunda fases del plan impuesto han presentado recientemente una reclamación.
Mientras, ERT ha desmantelado definitivamente la planta de producción de ácido sulfúrico (SO2H), ha mejorado el circuito de gases de sulfato de potasio y la red de transporte de los abonos que fabrica, para eliminar en lo posible la contaminación por polvo. Se han establecido, por otra parte, filtros para la depuración de gases en la planta de fosfato cálcico, cuyo funcionamiento se encuentra aún en período de prueba, ya que no termina de rendir plenamente. Por ello la contaminación que produce la planta de fosfato bicálcico todavía es importante y, sobre todo, espectacular., Es impresionante, divisar, en medio del paisaje urbano, el penacho de humo blanco y espeso del complejo de ERT, mientras todo el entorno de la fábrica permanece de un color rojizo, aunque el concejal Hernández insista en que el tono ha disminuido mucho en los últimos tiempos.
Cálcio y Zinc
Según Doblado, director de ERT, los niveles de cálcico se sitúan en la actualidad en los doscientos microgramos por metro cúbico, partículas que salen mezcladas con gran cantidad de vapor de agua y que producen picores en las narices de los vecinos, aunque no se trata de una contaminación tóxica, según el interlocutor municipal. El control de la inmisión de partículas sólidas está aún por solucionar. El Ayuntamiento tiene repartidos siete sensores para el sulfuroso en otros tantos barrios, pero la contaminación por otras causas todavía es incontrolable en Cartagena. Sólo las propias factorías conocen qué cantidad de polvo tiran al aire.Entonces se rebasaban ampliamente los 0,5 gramos por metro cúbico y día, mientras que la media estandarizada se sitúa en los 0,3 gramos/metro cúbico. Cloruros, sulfatos y fosfatos, junto con partículas de aluminio, cadmio, calcio, zinc, cobalto, cobre, hierro, etcétera, son las más abundantes. De estas partículas, observan alto grado de sedimentación las de zinc y plomo, que llegan hasta el 7,6% y el 0,91%.
Pero las empresas que siguen contaminando libremente constituyen la mayor preocupación de las autoridades, conocedoras de las limitaciones de las actuales medidas.
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