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Reportaje:

Una mujer es, por primera vez, número uno en las oposiciones al Cuerpo Superior de Policía

Sagrario Martínez Sanmillán, una leonesa de diecinueve años, nacida en la localidad de Villar de Mazarife, es, desde hace pocos días, la primera mujer que tiene acceso a la Academia del Cuerpo Superior de Policía como número uno de unas oposiciones en las que tuvo que competir con 3.500 aspirantes, casi todos del sexo masculino. Sólo le ganó un compañero en la prueba de inteligencia y algún otro en la de mil metros, pero ella consiguió al final una puntuación media de 7,67 sobre ocho, y ahora la miran "con cierto recelo", según su profesor, Miguel Llanos. De todos los opositores, sólo 167 alcanzaron la meta, y de ellos únicamente seis eran mujeres.

Cuando el primer periodista acudió a entrevistarla, Sagrario Martínez preguntó de qué se trataba, pidió el carné al intruso, mientras una compañera de piso amenazaba con llamar al 091 -no había teléfono en la vivienda-, y a continuación dijo creer que se trataba de una tomadura de pelo, porque consideraba que ella no era importante. Luego llegaron más informadores, se aclaró el interés de la Prensa y la futura policía secreta no tuvo más remedio que admitir las desventajas de la fama, aún en detrimento de su profesión. Al dia siguiente apareció fotografiada en la Prensa local con un abrigo blanco, del que asomaba una minifalda totalmente ajena a las ordenanzas.La número uno de la oposición al Cuerpo Superior de Policía procede de una familia de campesinos aunque tiene algunos parientes en la profesión que acaba de elegir. De sus padres advierte que "no se crean que son ricos: normales, porque hay que trabajar mucho para vivir; lo comido por lo servido". Asegura también que cuando era niña no jugaba con muñecas ni tampoco a policías y ladrones aunque le gustaban mucho las armas y, sobre todo, investigar. "Me quedo con los hechos, con cosas con matrículas..., y algunas veces me digo: ¿para qué asociaré yo estas cosas si aún no estoy trabajando?". Cree más en la observación -"espiar a la gente"- que en la eficacia de las armas, y afirma que algunas personas "tienen dos caras, como una moneda", por lo que resulta necesario conocerlas bien antes de juzgar.

El padre de Sagrario Martínez creía, según ella, que iba "para policía municipal", y no pensaba que se tratara del Cuerpo Superior, lo que todavía no ha asimilado. En su pueblo se suceden las llamadas telefónicas, y le llegan felicitaciones continuas de sus convecinos -"la gente se ha quedado alucinada"-, mientras en torno a ella se extiende una aureola de persona importante, derivada de los espacios que le dedican los periódicos y emisoras de radio.

A la nueva alumna de la academia de Policía no le importaría trabajar contra ETA, de cuyos militantes dice que, "en el paro y todo eso están tan mal las cosas, que las personas no saben dónde tirarse y se agarran al dinero donde lo hay". Sin embargo, le gustaría más combatir el tráfico de drogas y, además, prestar servicio en Marbella, "que es donde más robos hay, por ser el lugar de España que más dinero tiene".

Sagrario Sanmillán asegura no haber tenido nunca miedo y pasear "con la misma tranquilidad a medianoche que a mediodía". Solamente tiene una cierta prevención hacia los periódicos, de los que no se fía, por experiencia: antes de ganar la oposición a la Academia de Policía había sido modelo de peluquería y también dama de honor por uno de los barrios leoneses en las fiestas patronales del año pasado. Ahora, Sagrario Martínez teme que la gente hable de ella como si fuera uno de los ángeles de Charly.

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