Campaña de los conservadores británicos a favor del rearme
El Gobierno conservador británico planea dedicar 200 millones de pesetas a una campaña publicitaria a favor de la instalación en el Reino Unido de los misiles nucleares de crucero Tomahawk.Todos los partidos de la oposición -laboristas, socialdemócratas y liberales- han rechazado duramente este proyecto, por considerar que se trataría de una campaña publicitaria a favor de la primera ministra, Margaret Thatcher, financiada con fondos públicos, y no de una campaña de interés nacional, puesto que los euromisiles son objeto de una gran polémica y no provocan la unanimidad parlamentaria.
La idea de lanzar una campaña publicitaria a través de la televisión indica la preocupación del Gobierno ante el creciente desarrollo del movimiento pacifista.
Los últimos sondeos de la opinión pública señalan que el 54% de la población se opone al despliegue de los misiles de crucero, y a la protesta constante del grupo de mujeres de Greenham Common -que se manifiesta desde hace meses- y del Comité para el Desarme Nuclear (CND) se han unido ahora las voces de los máximos representantes de la Iglesia católica y de la Iglesia anglicana.
Por primera vez en la historia, el arzobispo primado de Liverpool, Derek Worlock, se ha pronunciado a favor de un desarme unilateral de Gran Bretaña y ha condenado la instalación de los misiles de crucero.
"Creo", dijo en la catedral metropolitana de Liverpoool, "que alguien tiene que tomar la iniciativa para aumentar la confianza y provocar una reducción del armamento nuclear. Gran Bretaña está, a mi juicio, en la mejor posición para hacerlo". Poco antes, el arzobispo de Canterbury (primado de la Iglesia anglicana), Robert Runcif, ante el Real Instituto de Asuntos Internacionales de Londres, afirmó que el uso del armamento nuclear no podría nunca ser calificado de "justo" según la doctrina cristiana.
Runcif, que tiene una medalla al valor por su intervención en la segunda guerra mundial como artillero, se quejó de que todas las propuestas soviéticas fueran presentadas en Occidente como "jugadas propagandísticas".
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