_
_
_
_
_
Reportaje:

Vísperas del 'cambio' a la portuguesa

El Partido Socialista portugues parte como favorito en esta 'carrera', en la que Alianza Democrática se juega su existencia como coalición

El primer ministro dimisionario de Portugal, Francisco Pinto Balsermao, puso ayer a disposición del Consejo Nacional de su partido el cargo de presidente de los socialdemócratas. Dentro de dos meses, con casi toda probabilidad el 25 de abril, los portugueses irán de nuevo a las urnas, por décima vez desde la revolución de, los claveles. La señal de partida para la nueva carrera electoral no ha sido dada todavía, pero se barajan ya las hipotéticas fórmulas de gobierno.

¿El próximo Gobierno será de centro-izquierda, de centro-centro o de amplio consenso nacional? Hay respuestas para todos los gustos, pero todos los partidos -con excepción de los grupúsculos de ambos extremos, cada vez más insignificantes- están de acuerdo en un aspecto: el próximo Ejecutivo portugués debe ser a la vez un Gobierno fuerte y prestigiado, un Gobierno con amplio apoyo político, mayoritario en el Parlamento, capaz de convencer a patronal y sindicatos de la necesidad de un pacto social y de colaborar sin complejos con el presidente de la República, Ramalho Eanes. La clase política portuguesa prefiere jugar su suerte a la ruleta rusa de las elecciones -que todos los partidos están de acuerdo en que se celebren el próximo 25, noveno aniversario de la revolución- en lugar de organizar otras salidas constitucionales.

Paralelismo con UCD

El orden de prioridades definido por los socialistas portugueses es significativo al respecto: "Primero, ganar las elecciones; después, conseguir el pacto social. Y solamente entonces hacer las alianzas políticas eventualmente necesarias para formar el Gobierno, que debe contar con un apoyo parlamentario mayoritario".A pesar del vocabulario necrológico utilizado por la oposición comunista y socialista para referirse a Alianza Democrática, la coalición gubernamental -formada por los democristianos del Centro Democrático Social (CDS), el Partido Social Demócrata (PSD) y el pequeño y original Partido Popular Monárquico (combinación inestable de carlismo y ecologismo)- es todavía un cadáver sin sepultura, que molesta a todo el mundo. Hay todavía en el PSD y en el CDS activos o retirados de la política para un período de reflexión, como el presidente de los democristianos, Freitas do Amaral, muchos de ellos defensores de una Alianza Democrática renovada, con este nombre u otro, como coalición clásica o como partido.

La Prensa española no es la única que estableció durante la larga agonía de Alianza Democrática un paralelo entre el proceso de autofagia que destruía la coalición portuguesa y el desmantelamiento del partido español UCD.

Tratando de curarse en salud, los dirigentes de AD siempre negaron el paralelismo, y los defensores de la AD renovada afirman ahora que la salvación del proyecto concebido por Sa Carneiro, Freitas do Amaral y Amaro da Costa, "no como una coalición gubernamental, sino como un proyecto político global", consiste en transformarlo en un partido político.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Un partido que Nuno Rocha, director del semanario Tempo y ferviente defensor de la idea unificadora, define con las siguientes características: "Una filosofía política que va del centro-derecha al centro-izquierda, engloba en su conjunto a la socialdemocracia, la democracia cristiana, el liberalismo monárquico y la defensa de los principios ecológicos, se opone al marxismo ateo colectivista en nombre de la defensa de la doctrina social de la Iglesia, de la familia y del personalismo y de la iniciativa privada"; o sea, una especie de super UCD, que "tendría como adversario al Partido Socialista y como enemigo al Partido Comunista portugués".

Marcelo Rebelo de Sousa, en el PSD, y Luis Barbosa, en el CDS, sin suscribir el programa de Nuno Rocha, parecen dispuestos a luchar por este nuevo partido, que dipone de un órgano de Prensa, el diario A Tarde, donde escriben regularmente ilustres disidentes del PSD de Balsemao, como Vitor Cunha Rego, Vasco Pulido Valente o Carlos Macedo.

Para el dirigente socialista Jaime Gama, "Alianza Democrática está muerta y enterrada", porque su "política fracasó y sus dirigentes llevaron a Portugal al borde de una catástrofe nacional".

El dirigente democristiano Luis Barbosa ironiza que los socialistas portugueses han aprendido la lección del PSOE y que el programa de gobierno socialista definido por Gama difiere poco del que Alianza Democrática quiso llevar a la práctica, con la oposición parlamentaria de los socialistas y la sindical de los comunistas. Pero para completar la identificación con el cambio protagonizado por el PSOE sería necesario que el PS alcance la mayoría absoluta en. los próximos comicios.

Si ésta es oficialmente la meta teórica del PS, nadie juzga posible que el partido consiga mejorar un 10% sus resultados de las elecciones municipales de diciembre pasado. Porque, confiesa Gama, los socialdemócratas han sido "cogidos por sorpresa por la rápida desintegración de Alianza Democrática", y dos meses es un plazo muy corto para rehacer la unidad del partido, que estuvo al borde de la ruptura hace menos de un año, y presentarse como una clara alternativa de poder.

"Además", comenta un dirigente socialista, "Mario no es Felipe"; y un comunista precisa: "Felipe González es para millones de españoles una esperanza, el hombre del cambio. Para la izquierda portuguesa, Mario Soares es un mal menor, y además un mal ya conocido".

'Pacto de régimen'

La reciente batalla por la revisión constitucional y el pacto de régimen entonces establecido por Soares con Alianza Democrática sirvió de pretexto al PC portugués para una dura campaña contra el secretario del PS, que encontró eco en la izquierda no comunista y puede limitar el voto útil de este sector a favor de los socialistas en las próximas elecciones.Por todas estas razones, la mayor parte de los observadores prevé que el PS obtendrá una mayoría relativa, pero no absoluta, que le obligará a aliarse con el PSD. Con o sin Balsemao como presidente, el PSD será el más directo adversario del PS en las futuras elecciones, en que los cuatro grandes partidos portugueses se preparan a disputar por separado por primera vez desde 1976.

Eliminado el efecto multiplicador del método D'Hondt, bastará que el PSD y el CDS obtengan los mismos resultados que en las municipales de 1982 para impedirles formar una mayoría absoluta en el Parlamento, y es probable que el grupo socialista sea más numeroso que el PSD y el CDS juntos.

Historia socialdemócrata

El secretario del PSD, Antonio Capucho, encuentra aún argumentos en la historia del partido de Sa Carneiro y en los últimos resultados electorales del PSD para defender la posibilidad de una victoria electoral socialdemócrata."Con otro presidente, con otro primer ministro, con propuestas claramente socialdemócratas para resolver los problemas concretos del país, con un estilo joven, dinámico, un diálogo imaginativo con las otras fuerzas políticas, con el

a una vida interna intensa y un llamamiento a las bases, el PSD puede volver a ser el gran partido popular que fue", afirma un militante de primera línea.

En muchos cuadros jóvenes del PSD y en un sector de su dirección, el viento sopla con fuerza en favor de un acuerdo con los socialistas. "El programa del Partido Socialista se confunde con el nuestro", afirma el dirigente socialdemócrata de UGT, Antonio Cabecinhas, con la autoridad que le da la experiencia de tres años de vida común con los socialistas.

En cambio, una posición como la de Meneres Pimentel, ministro de Justicia del Gobierno de Balsemao, que preconiza la fusión entre el PS y el PSD en un graripartido socialdemócrata, es muy minoritaria y provoca una fuerte hostilidad incluso en la llamada ala izquierda del partido.

Una coalición PS-PSD o PSDPS, según los resultados alcanzados, es considerada como la solución lógica y natural por aquellos que atribuyen al CDS y a la derecha la ruptura de una coalición que la mano de hierro de Sa Carneiro impuso a su partido en 1979 contra la oposición de gran parte de su grupo parlamentario.Para la poetisa Natalia Corjeia, que abandonó recientemente el grupo parlamentario del PSD, "lo peor de todo esto es que Mario Saoares, que no quiso aliarse con Sa Carneiro y se opuso por todos los medios a la entrada del PSD en la Internacional Socialista, está dispuesto ahora a llegar a un acuerdo con un partido reducido a sus sectores más conservadores, dirigido por oportunistas. Y si Mota Pinto sucede a Balsemao antes de las elecciones, con el apoyo de los defensores de una Alianza Democrática renovada, no está excluido que pretenda imponer un matrimonio de tres. O sea, el acuerdo PS-PSD-CDS, sugerido por el desaparecido dirigente socialdemócrata Sa Carneiro, que algunos dirigentes del CDS llaman bloque democrático.

El número dos del Partido Socialista, Almeida Santos, que ya se pronunció públicamente contra cualquier tentativa de aislar y marginar a los comunistas, con quienes hay que contar para el pacto social, la pacificación del país y el esfuerzo de reconstrucción nacional, propuso incluso un Gobierno de salvación nacional, con la colaboración de los cuatro grandes partidos, aunque sus palabras hayan sido luego desmentidas por otros dirigentes socialistas.

Y a la derecha, nada

De los cuatro grandes, el partido portugués que enfrenta con mayores recelos el próximo acto electoral es seguramente el CDS. El prestigio y la personalidad de Freitas do Amaral, el papel de líder moral de Alianza Democrática asumido por el presidente de los democristianos desde la muerte de Sa Carneiro, escondieron durante mucho tiempo la realidad interna del segundo partido del Gobierno.Un dirigente que abandonó el CDS antes de la crisis actual afirma: "El CDS no existe como partido. Es una especie de clan, con algunas decenas de miembros que no comparten las mismas posiciones programáticas o ideológicas, pero que tienen en común una cierta idea del Estado y de la gestión de la Administración pública, el culto de la eficacia y el deseo de modernizar Portugal".

El ala derecha del CDS defiende abiertamente la bipolarización, la formación de un partido conservador puro y duro, capaz de movilizar la patronal, de destruir las leyes socializantes y la constitución colectivista que impiden el libre funcionamiento de la iniciativa privada y del mercado.

Este lenguaje es muy próximo al de la poderosa Confederación Patronal de la Industria (CPI), asociación gremial formada en su mayoría por patronos de choque, educados por cincuenta años de dictadura y que siguen confundiendo productividad con mayor explotación y lucha contra la inflación con reducción de los salarios.

Por esta razón, según el mismo dirigente, Portugal sólo puede ser gobernado por el centro, pero Un "centro verdadero, con hombres que se encuentran ahora colocados, y mal, en el CDS, en el PSI), en el PS y en torno al presidente Eanes".

"El Gobierno PS-PSD no resolverá ningún problema", afirman los comunistas, pero cualquier Gobierno futuro será "menos malo que Alianza Democrática y sus planes de subversión de la democracia". El PC sigue siendo el único partido que sigue apostando por la bipolarización. Está seguro de que la victoria final será suya un día, a pesar de ser largo, difícil el camino que lleva a la revolución.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_