Dos actores, un humorista y un psiquiatra buscan el lenguaje oculto de la pintura
Dos actores, Fernando Fernán-Gómez y Amparo Rivelles; un humorista, Antonio Mingote, y un psiquiatra, Juan Antonio Vallejo Nájera, se reunieron en la tarde del pasado lunes junto a los cuadros más famosos del Museo del Prado, de Madrid, para discutir sobre el lenguaje oculto de la pintura. Actores, humoristas y críticos estaban entre el público en esta ceremonia organizada por la asociación de amigos de la primera pinacoteca española.
Al acto asistió numeroso público, que hizo que el Museo del Prado cambiara en cierta su forma su fisonomía: gente sentada en el suelo, junto a los grandes cuadros, como un grupo de humoristas, que hizo corro en una de las esquinas de la sala donde se celebro el acto.El lenguaje escondido de la pintura era el título del encuentro, que convocó en torno a la misma mesa a dos grandes actores, Amparo Rivelles y Fernando Fernán-Gómez, al humorista Antonio Mingote y al doctor Juan Antonio Vallejo Nájera, quien ofició como maestro de ceremonias.
Rostros conocidos
Alrededor de medio millar de personas asistió, en un Prado ya anochecido, a una velada en la que el humor y lo literario se daban cita junto a la pintura. El acto había sido convocado por la Fundación Amigos del Museo del Prado, en su deseo de hacer de nuestra primera pinacoteca una institución cuya vida cultural abarque un círculo más amplio que el de lo estrictamente académico.Y la respuesta quedó bien patente: un público numeroso y en él muchos rostros conocidos; así, junto al propio director del Museo, Federico Sopeña, o al de la Real Academia, Pedro Laín Entralgo, tuvimos ocasión de ver a escritores como Fernando Díaz Plaja, pintores como Antonio López y Gerardo Rueda, humoristas como Máximo y Forges o artistas del espectáculo como Massiel. El acto, que fue conducido con agilidad y buen humor por el doctor Vallejo Nájera, centró su primera parte en un recorrido por las alusiones que los clásicos de nuestra literatura dedicaron al tema de la pintura. Al filo de una narración llevada con ritmo vivo por el doctor Vallejo, se fueron intercalando los textos,
espléndidamente leídos por esos dos grandes personajes de nuestra escena que son Amparo Rivelles y Fernando Fernán Gómez. La lectura se inició con la interpretación que ambos hicieron del diálogo que don Juan mantiene con Serafina, mientras le pinta un retrato, en El pintor de su deshonra, de Calderón. A este siguieron citas de, entre otros, Góngora, Quevedo, Juan de Jáuregui y Lope de Vega. La primera parte concluyó con la lectura del despiadado soneto satírico que Góngora dedicó a Quevedo al enterarse de la afición de éste por la práctica de la pintura.
La segunda parte del acto corrió a cargo de Antonio Mingote, entrañable entre los clásicos de nuestro humor contemporáneo, quien pronunció una conferencia con voluntad de demostrar la superioridad de la caricatura sobre la llamada pintura seria. Con fina iro nía, Mingote citó al Greco, entre otros caricatos, cuya virtud fue la de eludir lo real para mostrarnos lo verdadero. Su discurso estuvo acompañado con proyecciones de sus inolvidables dibujos, que el humorista utilizó para apoyar la veracidad de sus argumentos expuestos, de difícil poder de convicción a juicio del propio Antonio Mingote.
El tono de simpatía que presidió toda la velada vino a mostrar que el amor a la pintura, incluso a una cierta erudición, no está reñído con la amenidad y el desenfado como antídotos contra ese excesivo afán de apariencia trascendente que, según Mingote, es uno de nuestros males nacionales. Los asistentes, desde luego, así lo entendieron. Esto reafirmará, sin duda, en la Fundación de Amigos del Museo del Prado el sentimiento de necesidad de actos que, como éste, puedan ser capaces de atraer hasta el museo nuevos sectores de público.
Babelia
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