Notas necrológicas
Aunque pueda estar de acuerdo con los recuerdos post-mortem, del tipo publicado en EL PAÍS en la sección necrológicas, de fecha 14 de enero último, estoy aún más a favor sobre los recordatorios inter-vivos, y así, y espero que aún existan, ya que mi trato con ellas es de hace una década, mi más profundo y agradecido recuerdo a dos instituciones, modestas e imprescindibles, de la sección nocturna del Ramiro de Maeztu de Madrid. Estas son: Muro, simplemente Muro, conserje; y Petra, simplemente Petra. Con el uno charlabas, te facilitaba los folios para los exámenes, tizas, etcétera, sin un mal gesto y con afable sencillez. Con Petra nos acostumbramos a tomar el café con leche en puchero, servido en dos enormes perolas de aluminio, en las horas de descanso, y que por su buena disposición y cariño no olvidamos los que, como el que esto escribe, pasó grandes ratos con estas humildes y buenas personas en la obra de un insigne profesor, don Antonio Magariños: La Nocturna del Ramiro. /
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