La realidad de Polonia
En los últimos números de EL PAIS vienen publicándose cartas en las que se censura airadamente a dicho periódico por el tratamiento selectivo del tema de Polonia, aduciéndose que se dedica a dicho tema mucho más espacio que a Argentina, Chile, Turquía, etcétera. La acusación es infundada y, paradójicamente, antimarxista, pues implica el reconocimiento de que se trata de dictaduras similares, aunque de distinto signo. EL PAIS, a mi juicio, actúa correctamente al destacar el hecho polaco, demostrando con ello seriedad periodística, dado que tal acontecimiento es mucho más importante que los otros citados; está claro que Argentina, Chile, Turquía, etcétera, están sometidas a soeces dictaduras fascistas y basta; lo importante, sin embargo, es el hecho de que, en un determinado país, teóricamente socialista, la clase obrera reaccione masivamente contra un ejército fascistizado y desconectado del pueblo, ejército, además, apoyado por la potencia heredera de los revolucionarios de octubre de 1917. No se me escapa que parece probabilísima la manipulación norteamericana, pero es seguro que la explosión popular allí producida no se explica sólo por la intervención occidental. Polonia revela algo importante para cualquier estudioso del marxismo. Polonia es, pues, un fenómeno mejor y, al mismo tiempo, mucho peor que las dictaduras fascistas; éstas son pura podredumbre; Polonia, por el contrario, nos señala la suciedad del detergente mismo. Yo me apunto a uno de la misma marca o de otra parecida, pero es obvio que hay que arrojar ese bote en el mismo cubo de basura en el que se arroja lo demás. /
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