Las clases del presidente del Congreso

En su periódico de fecha 13 de enero leo que el señor Peces-Barba, padre de los padres de la patria, manifiesta su deseo de no abandonar las clases universitarias que imparte, dado que no desea hacerse el harakiri intelectual.Un servidor -que con su voto pequeñito ha contribuido a encumbrar al señor Peces-Barba al alto cargo que ostentase siente muy asombrado de que tal cargo produzca mohosidad intelectual a su ejercitante: muy monótona, mecánica y falta de interés ha de ser la tarea legislativa.

Me parece que el señor Peces-Barba ha dicho una solemne estupidez, y le sugiero que- pese a deseo de dar clases gratuitamente en la universidad- abandone

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temporalmente dicha tarea, libere un puesto de trabajo y se dedique exclusivamente a ser presidente del Congreso de los Diputados, donde puede desarrollar una intensa labor que nos beneficie a todos y le libere de decir tonterías de grueso calibre.

¡Ah!, y si su deseo docente es aún tan fuerte, el señor Peces-Barba podría, en sus ratos libres, dar clases en cualquier sitio idóneo (en la sede de su partido, en las bibliotecas públicas, en el ágora, etcétera), con la seguridad de que en mí y en varios muchos más tendría unos atentos alumnos que mantendrían fresca su inteligencia.

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