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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un musical memorable

La experiencia que TVE quiere realizar con la doble proyección de My fair lady es, sin duda, encomiable. Hoy tendremos ocasión de contemplarla en una versión que dobló hasta las canciones, y mañana, de nuevo, en una copia que subtitula incluso los diálogos. En ambos casos, la proyección respetará el formato scope original.De esta forma, cada espectador podrá elegir la fórmula que considere adecuada. A pesar del empeño de los exhibidores y distribuidores en creer que los espectadores españoles preferimos no leer subtítulos, la suerte comercial de las películas que se han presentado en ambas vertientes han dado mejor resultado a la copia subtitulada. La aberración de oír dobladas las canciones no puede escaparse ni al menos exigente.

My fair lady es una adaptación de la comedia musical de Lemer y Loewe, que, a su vez, es una traslación del famoso Pigmalión, de Bernard Shaw. Cuando la productora Warner Bross pensó el filmar la obra teatral tuvo graves problemas de reparto. Rechazó a Julie Andrews, entonces poco conocida, y se arrepintió de ello cuando, poco después, la actriz se vengaría con sus clamorosos éxitos de Mary Poppins y Sonrisas y lágrimas. Se empeñó en elegir a Cary Grant para el personaje del doctor Higgins, hasta que el actor dijo muy seriamente que no sólo no pensaba interpretar ese papel, sino que dejaría incluso de ver la película si Rex Harrison no era el protagonista ya que había sido Harrison quien interpretó la versión teatral en Broadway durante varias temporadas. Las mismas dudas se prolongaron al personaje de Doolitle, que acabó encarnando de forma genial el recientemente desaparecido Stanley Holloway, pero para el que se pensó al principio en James Calpiey.

Afortunadamente, los productores no tuvieron d.udas al elegir Cecil Beaton para diseñar el vestuario o a Hermes Pan para dirigir los números niusicales. No dudaron tampoco en permitir que fuera George Cukor quien dirigiera a todos. Sin él sería ahora impensable la película. Supo utilizar a Audrey Hepburn en todas sus posibilidades, haciéndola superar, aunque no siempre con éxito, su exquisita presencia, tan diferente a la que exigiría la brutal analfabeta del principio. La actriz aportaría siempre su buena voluntad, ayudada en el doblaje por la cantante Marni Nixon. Y supo Cukor desarrollar la acción con un nervio dramático ejemplar. Algunos momentos aislados de la película así lo demuestran. Se encuentran, lógicamente, en las secuencias musicales. Inolvidable es el número de las carreras de Ascot, diseñadas en blanco y negro, el interpretado por Holloway, Llévame a la Iglesia, o el de la rendición amorosa del profesor Higgins, donde Rex Harrison alcanza su máximo esplendor.

My fair lady (Mi bella dama) se emite el sábado, día 25, a las 22.30 horas por la primera cadena, en versión doblada al castellano, y el domingo, día 26, a las 17.30 horas, por la segunda cadena, en versión original subtitulada.

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