Ayuntamientos discriminados
La Federación Española de Fútbol, en representación de la Federación Internacional, era la dueña del Mundial-,82 y, como ente deportivo organizador, estaba destinada a recibir los beneficios. Una parte sustancial de los dineros, como está estipulado, tiene que ir a las arcas de los propietarios de los campos en los que se celebraron los encuentros. La federación, en el uso estricto de sus competencias, a la hora del reparto ha hablado de sus clubes como únicos beneficiarios de las gavelas mundialistas. Los ayuntamientos, propietarios de algunos de los estadios, en pura teoría, se han quedado al pairo.Los ayuntamientos mundialistas, en general, hicieron un gran esfuerzo económico para rodear el acontecimiento del necesario boato. Algunos municipios, además, tuvieron que hacer fuertes inversiones para que los estadios de los que son propietarios pudiera recibir el visto bueno de la pedigüeña FIFA. En Valladolid, incluso se levantó un nuevo recinto deportivo dado que el viejo Zorrilla no admitía una remodelación. Ahora, según la federación, quienes han de recibir los beneficios son los inquilinos y no los propietarios.
La federación se lava las manos. El reparto de los dineros deben discutirlo clubes y ayuntamientos. Salvo algún caso en el que todo esté convenido, la solución federativa puede traer una nueva disputa entre ediles y directivos. Sería toda una ironía que a quien hizo el gasto se le discutieran ahora los réditos. El fútbol profesional no es una actividad que deba ser sufragada por la totalidad de los ciudadanos.
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