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Inminente regulación de empleo en Seix Barral Hermanos

El comité de empresa de Industrias Gráficas Seix Barral Hermanos se entrevistó ayer con el director general de Empleo de la Generalitat para plantearle su preocupación por la inminente interposición de un expediente de regulación de empleo por parte de la dirección de la sociedad. El anunciado expediente afectaría a una plantilla de 180 trabajadores y se producirá tras la presentación de la suspensión de pagos de la entidad el pasado 26 de noviembre, en la que se declaró un activo de 533 millones y un pasivo de 191 millones de pesetas.

La suspensión de pagos de Industrias Gráficas Seix Barral, uno de los talleres gráficos catalanes de mayor tradición, constituido en 1911, se produjo pocos meses después de la venta del paquete mayoritario de su empresa vinculada, Editorial Seix Barral, SA, a la familia Lara, propietaria del grupo Planeta. El comité de empresa ha anunciado ahora la inminente interposición por la dirección de un expediente de regulación de empleo que afectará a la plantilla de los talleres gráficos, instalados en un edificio de San Feliu de Llobregat, en la comarca industrial del Baix Llobregat.Los trabajadores de la empresa vienen protagonizando durante los últimos días diferentes medidas de protesta en los alrededores de los talleres gráficos. El comité de empresa lamentó la constitución de un crédito hipotecario sobre el edificio de los talleres, escriturado catorce días antes de la suspensión de pagos. La hipoteca garantiza créditos a favor de las industrias papeleras Torras Hostench, Sarrió, Guarro Cases y Doménec y de la Caja de Barcelona, que figuran como principales acreedores en la suspensión de pagos.

La situación de falta de liquidez por la que atraviesan las Industrias Gráficas Seix Barral, se prolonga desde hace varios años, tras la fusión, en 1975, de las editoriales Ariel y Seix Barral.

Paralelamente, se produjo la absorción de las Ediciones Ariel por Industrias Gráficas Seix Barral, lo que originó, según fuentes de la propia empresa, una falta de rentabilidad que añadir a la dificultosa trayectoria del sector gráfico tradicional, incapaz de asumir económicamente la renovación tecnológica que ha proliferado en este ramo.

El incremento de plantilla y el mantenimiento de la producción anterior agudizó la situación. Posteriormente, en 1979, se llegó a un acuerdo privado de aplazamiento de pagos con los principales proveedores de la empresa. El acuerdo se incumplió en lo relativo al aumento necesario de capital, que fue asumido sólo en parte y aplicado a indemnizar rescisiones progresivas de contratos de la plantilla, que fue reducida en un 40%. La suspensión de pagos y la inminente regulación de empleo son las últimas etapas del proceso de desgaste del sector nacional de los talleres gráficos, descapitalizados e inadaptados a la nueva era de la tecnología.

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