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RELIGION

La Conferencia Episcopal analiza las consecuencias del viaje del Papa

Con un discurso del presidente de la Conferencia Episcopal, Gabino Díaz Merchán, y otro del nuncio apostólico, monseñor Antonio Innocenti, se inició ayer en la Casa de la Iglesia, de Madrid, la 37ª asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española, con asistencia 64 obispos. En su parlamento, Díaz Merchán destacó el gesto de respeto hacia la autonomía política del pueblo español que supuso por parte del Papa el retraso de su viaje y manifestó su agradecimiento hacia los reyes Juan Carlos y Sofía por el trato que dispensaron a Juan Pablo II.

En medios eclesiásticos se espera que los obispos, que por primera vez se reúnen tras la formación del nuevo Gobierno, puedan ofrecer alguna toma de postura sobre la realidad española, informa Efe. Además de los discursos de apertura, el orden del día de la sesión plenaria incluye informes del presidente y del secretario de la Conferencia, una reflexión sobre la visita de Juan Pablo II a España, objetivo prioritario de la acción pastoral de la Conferencia, análisis de los criterios de constitución y distribución del fondo común interdiocesano para el año próximo, informe sobre los nuevos catecismos, seguridad social de las religiosas e informe de comisiones episcopales sobre su actividad en 1982.Gabino Díaz Merchán destacó la singular enseñanza que para España encierra el hecho de que el Papa haya querido realizar su viaje después de las elecciones "poniendo de manifiesto con este gesto el respeto que le merece la vida política de nuestro pueblo y el deseo de que la acción pastoral de la Iglesia no interfiera, ni sea interferida, por las instituciones políticas del Estado".

El presidente de la Conferencia comenzó su discurso expresando su agradecimiento por la acogida prestada al Papa y dijo que "sin caer en triunfalismo superficial, creo que podemos juzgar el viaje pontificio como un indiscutible éxito apostólico" tanto por la afluencia de fieles como por el fervor y entusiasmo derrochados.

Díaz Merchán hizo extensiva su felicitación a los obispos y autoridades civiles y militares e hizo una mención especial al "apoyo que nos brindó su majestad el rey don Juan Carlos, quien ya desde los primeros momentos se ofreció para contribuir en la medida de sus posibilidades a que el viaje pastoral del Papa se realizara con la mayor eficacia y esplendor". En cuanto a Juan Pablo II, destacó el presidente de los obispos españoles que "ha realizado un viaje en España que suponía un esfuerzo enorme por el extenso recorrido, por la multiplicación de los actos, por las alocuciones y homilías".

Pacificación social

Al efectuar un análisis más detallado del viaje de Juan Pablo II por España, del que dijo que debe ser desentrañado para que produzca plenamente su fruto, Díaz Merchán destacó el aplazamiento hasta después de las elecciones y aseguró que el pueblo español lo ha entendido así "saliendo masiva y festivamente a recibir, a escuchar y aclamar al Papa pocos días después de haber participado también masivamente en las elecciones".Se refirió a la pacificación social y a la contribución del Papa a esa tarea. "El Papa ha visitado las más altas magistraturas políticas de la nación", dijo el presidente de la Conferencia, "ha saludado a todos los líderes políticos y ha estimulado a crear una convivencia civil en la libertad, participación y respeto de los derechos humanos".

"El Papa", añadió, "ha reconocido que España vive unos momentos decisivos de cambio, pidiendo a Dios que nos dé acierto en las soluciones a adoptar y deseando que se salvaguarde siempre la libertad solidaria y responsable".

Por su parte, Antonio Innocenti, nuncio de Su Santidad en España, afirmó en sus palabras de salutación que "el pueblo cristiano ha respondido de maravilla" y que no puede olvidarse que el entusiasmo en torno a Juan Pablo II "es consecuencia de una fe que muchos juzgaban perdida o, al menos, somnolienta".

"El viaje del Papa ha sembrado, de acuerdo con los deseos de esta Conferencia", añadió, "un cuerpo unitario de enseñanzas en todas las parcelas de la vida que si no somos como el siervo perezoso del Evangelio producirá frutos abundantes en esta viña del Señor que se llama España, la tierra de María, como le gustó recordar al Santo Padre".

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