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Cooperación militar y económica, tema básico del encuentro entre Reagan y Pinto Balsemão

Las relaciones bilaterales entre Washington y Lisboa, la utilización por las fuerzas armadas norteamericanas de la base de Lages (Azores) y la ayuda económica y militar a Portugal son los principales temas que el primer ministro portugués, Francisco Pinto Balsemão, abordará durante las conversaciones que tendrá hoy y mañana en Washington con el presidente Ronald Reagan y los representantes de su Administración.

La cuestión más urgente es la renegociación del alquiler de la base de Lages, ya que el acuerdo vigente expira el 4 de febrero de 1983, y que ambas partes reconocen que las conversaciones se encuentran aún muy atrasadas.La presencia del presidente -socialdemócrata- del Gobierno autonómico de las Azores en la delegación que acompaña a Balsemão en su visita a Washington es un claro indicio de que existe, por parte de Portugal, el deseo de ir tan lejos como sea posible en la negociación a nivel político y de los principios que deberán orientar las comisiones técnicas encargadas de elaborar el proyecto de acuerdo. Los intereses en juego, tanto en la óptica de Washington como en la de Lisboa, son importantes.

Lejos de disminuir, como se preveía en la década anterior, el interés estratégico de la base azoriana se ha reforzado con los recientes acontecimientos internacionales. Lages es escala obligatoria en la unión entre Estados Unidos, Europa, Africa y Oriente Próximo. Los estrategas del Pentágono consideran imprescindible este punto de apoyo para cualquier intervención de la fuerza de despliegue rápido.

La llegada de los socialistas al poder en España y las previsibles modificaciones del calendario y del esquema de integración de España en las estructuras militares de la OTAN han brindado al Gobierno de Lisboa una nueva oportunidad de hacer valer sus méritos de aliado más fiel en la Península.

Pero si a nivel regional y nacional el interés del Gobierno luso es sobre todo económico, necesita también convencer a sus interlocutores de Washington de aumentar la ayuda militar al Ejército portugués: la insatisfacción profesional de buena parte de la oficialidad es un factor que los dirigentes de Lisboa no pueden ignorar, sobre todo en el preciso momento en que entra en vigor la ley de defensa nacional, que coloca el alto mando militar luso bajo la obediencia directa del Gobierno.

La situación política portuguesa e internacional no estará ausente de las conversaciones, después de la prueba electoral del pasado domingo en Portugal y teniendo en cuenta las buenas informaciones que se tienen en Lisboa acerca de la evolución de la situación en Africa Austral, uno de los puntos del globo que preocupan especialmente a la Administración Reagan. El presidente Eanes acaba de regresar de una visita a Bissau y Argel, y Washington aprecia los esfuerzos del jefe del Estado portugués para restablecer lazos sólidos con las colonias portuguesas de Africa. La mejoría en la coordinación de las iniciativas del presidente Eanes y del Gobierno de Alianza Democrática en este dominio es un punto positivo que Balsemão puede hacer valer en Washington. Los responsables financieros serán más difíciles de convencer: no hay señal de una mejoría de la situación económica lusa, la deuda exterior alcanza niveles de susto, y el déficit de cerca de 3.000 millones de dólares que deberá registrar este año la balanza portuguesa de transacciones corrientes no abona mucho en favor de nuevas concesiones de crédito que Portugal necesita con urgencia.

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