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Continúa sin iniciarse la construcción del 'metro' de Bilbao, cuya terminación estaba prevista para 1980

La abstención de los concejales del PNV en el Ayuntamiento de Bilbao a la hora de aprobar el pago de la cuota correspondiente al municipio en la liquidación del crédito concedido hace años para financiar las obras del metro bilbaíno, cuya terminación estaba inicialmente prevista para 1980, ha contribuido a aumentar el escepticismo con que los ciudadanos contemplan la posibilidad de llegar a contar algún día con un sistema de transporte subterráneo. Sobre todo, porque el alcalde, Jon Castañares, es a la vez vicepresidente del Consorcio de Transportes de Vizcaya, organismo encargado de gestionar la puesta en marcha de dicho servicio. Si el vicepresidente de la entidad que reclama el dinero se abstiene de votar el pago, mal deben ir las cosas, según la reflexión que se hace la gente en Bilbao estos días.

Hace un par de semanas, el Ayuntamiento de Baracaldo acordó ya destinar al pago de otras necesidades consideradas más perentorias la partida presupuestaria inicialmente prevista para la satisfacción de su cuota correspondiente (49 millones de pesetas). Por discutible que pueda parecer tal decisión nadie puede negar cierta lógica al argumento aducido por los corporativos baracaldeses: el proyecto del metro data de 1972, y las obras, que según el primer plan deberían haber finalizado en 1980, todavía no están ni iniciadas.Escamados están los ciudadanos del asunto, como pusieron de relieve el martes, en el pleno celebrado en Bilbao, algunos concejales de la oposición. Y es que todavía no se sabe ni cuál podrá ser el trazado definitivo del proyectado metro, ni quién lo financiará, ni qué organismo se encargaría de su explotación. El Consorcio de Transportes de Vizcaya fue creado en 1974 para gestionar la construcción de una red de transporte subterráneo. Tras no pocas vicisitudes, incluyendo la impugnación por parte del Colegio de Arquitectos de Vizcaya de un primer proyecto, el Consorcio aprobaría, en 1977, la construcción de una red básica de 48 kilómetros que pondría en comunicación a los principales centros urbanos del Gran Bilbao, entre las poblaciones de Santurce y Basauri. Hacienda aprobó el presupuesto presentado por el Consorcio y se fijó como fecha de inicio definitivo de las obras, la de 1979.

La financiación del proyecto correría a cargo del Estado, que cubriría el 50% de las inversiones, corriendo el 50% restante a cargo de la Diputación y los municipios afectados. La ley del Metro de Madrid abriría sin embargo, en 1979, otra posible vía de financiación, consistente en la asunción por el Estado de toda la inversión en trabajos de infraestructura, quedando para las corporaciones locales únicamente la financiación del material móvil.

Proyecto alternativo

En 1980, coincidiendo con la toma de posesión del Gobierno vasco, presidido por Garaikoetxea, se recibió en la Consejería de Transportes un "estudio complementario", realizado, a expensas del Ministerio de Transportes, por una empresa de ingeniería. Dicho estudio proponía sustituir la estructura en forma de red contemplada en el primitivo plan, por un proyecto que reducía dicha red a una línea única, que se extendería a lo largo de la ría del Nervión, que cruzaría en tres o cuatro puntos.La longitud de este proyecto sería de unos veinte kilómetros y el costo se abarataría notablemente, pero quedarían alejadas del servicio zonas tan densamente pobladas como Lejona (y, por tanto, la Universidad del País Vasco), Rekaldeberri, Cruces y otras. Estudios realizados recientemente parecen demostrar que el metro no sólo sería la única solución viable para el actual caos del sistema de comunicaciones en Vizcaya, sino que tal opción supondría un importante freno al actual nivel de despilfarro energético y económico. Confirmando las conclusiones del congreso celebrado en Trieste (Italia) hace tres años sobre sistemas de transporte en las grandes urbes, los estudios realizados en Vizcaya indican que el metro supondría un ahorro de 175 pesetas (de 1979) por hora y persona activa.

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