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La Unesco aprueba el plan para un nuevo orden mundial de la información

El programa destinado a crear un nuevo orden mundial de la información, presentado en su conferencia general extraordinaria por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), fue aprobado ayer, con algunas reservas, al término de la reunión. El Proyecto de Plan a Medio Plazo, objeto global de dicha conferencia, también fue aprobado con algunas modificaciones. En materia de reequilibrio mundial de la información, la confrontación entre el mundo occidental, con la postura ultraliberal de Estados Unidos como actitud en punta, y los otros dos bloques (el comunista y el denominado del Tercer Mundo) no ha cedido sustancialmente, pero "se ha creado una cierta flexibilidad en el diálogo", según opinión del embajador y representante del ministro de Cultura al frente de la delegación española, Joaquín Ignacio Tena.No ha habido sangre en la batalla de la Unesco por el reequilibrio de la información en el mundo. Nadie, en el fondo, ha cambiado de filosofía, pero cada cual, cuando le ha correspondido, ha evitado los enfrentamientos espectaculares que se esperaban entre las delegaciones de los tres grupos de países que, en el foro de la Unesco, vienen debatiendo desde hace años sobre esta cuestión que conviene recordar.

Seis grandes agencias, cuatro de ellas pertenecientes a Occidente, por no citar más que los medios de comunicación escritos, inundan de información todo el planeta. ¿Cómo redistribuir este poder socio-económico-político-cultural?

El Tercer Mundo se considera el pagano del imperialismo informativo de los demás. Occidente pleitea por la causa de la libertad de circulación de la información. La URSS combate la, a su entender, falsa libertad occidental, no permite que se toque su noción de la libertad y, al mismo tiempo, por razones de influencia política, aparenta respaldar las actitudes del Tercer Mundo. Y, por fin, la Unesco pretende que se escuche a cada cual, pero es acusada de hacerle el juego a la información controlada por el Estado, es decir, al comunismo.

A pesar de las actitudes inconciliables entre los tres bloques, fue aprobado el plan de la Unesco denominado La comunicación al servicio del hombre. La unanimidad se consiguió a última hora como consecuencia de la flexibilidad que se manifestó en los debates. Si la conferencia comenzó con un planteamiento bipolar del problema (Estados Unidos contra la URSS más el Tercer Mundo), puede decirse que terminó manifestando una cierta multipolaridad, ya que varios países occidentales, como España, aun adoptando el principio básico americano, es decir, la libertad de circulación de la información, anotaron fallos corregibles de esa postura.

Ayer, el director general de la Unesco, Amadou Mahtar M'Bow intervino al final de la conferencia para pleitear contra "las actividades ambiguas de la Unesco", de las que es acusada más o menos explícitamente por los americanos. En su opinión, la acción de la Unesco se interpreta de manera "errónea y tendenciosa". Por ello, se dispone a elaborar un estudio sobre la cobertura que han hecho los medios informativos sobre esta conferencia. M'Bow piensa que se está desarrollando, por parte de algunos medios de comunicación occidentales, "una campaña tendenciosa contra la Unesco".

En resumen, al final de esta conferencia, parece ser que todos los países miembros han admitido la existencia de ese desequilibrio informativo. Pero el desacuerdo sobre los métodos para rectificarlo continúa siendo patente. Encontrar una vía intermedia sería tanto como hacer compatibles la libertad de información, según la entiende el mundo occidental, y las estructuras políticas y económicas de una dictadura.

El Plan a medio plazo aprobado estipula los trece grandes programas sobre la futura acción de la Unesco en materia de educación, cultura, ciencia, derechos humanos, etcétera. Cabe destacar la impotancia que se le ha concedido al problema del analfabetismo en el mundo, que, en contra de lo que pueda creerse, continúa aumentando. Los 760 millones de analfabetos existentes en 1970 se han convertido en 814 millones diez años más tarde. Y habrá novecientos millones a finales de siglo si las tendencias actuales persisten.

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