'El mayor y la menor', el primer Wilder
Ginger Rogers no tiene dinero para el tren y se disfraza de niña de 12 años. Logra engañar al revisor y pagar medio billete, pero, al tiempo, engaña también a un mayor del Ejército norteamericano, que decide protegerla. Comienzan los equívocos, las inevitables situaciones de enredo y, finalmente, aparece el amor.Billy Wilder dirigió esta comedia en 1942. En España se estrenó cuatro años más tarde, se repuso en 1951 y ésta es la segunda vez que se emite por televisión. Es, de cualquier forma, una película poco conocida. Al menos, poco famosa. Los críticos norteamericanos, sin embargo, destacaron con entusiasmo la interpretación de Ginger Rogers, alejada ya de su obligada sumisión al genio de Fred Astaire; algunos críticos españoles, lógicamente menos sensibles al esplendor de estrellas lejanas (y aun de las propias), comentan que El mayor y la menor no forma parte de las obras maestras de Billy Wilder; no es, dicen, El crepúsculo de los dioses ni Con faldas y a lo loco ni El apartamento, sino sólo una comedia muy bien realizada que podría confundirse con otras, también excelentes, aunque de distintos autores.
Apuntes irónicos
Ray Milland encarna al oficial engañado. Es un actor sensible y seguro que, tres años después de su interpretación en El mayor y la menor obtendría, precisamente de la mano de Billy Wilder, un oscar de la academia por su transformación en el recalcitrante alcohólico de Días sin huella, película bien alejada del tono de comedia con que a veces se esquematiza al director. En ésta su primera peIícula americana Wilder ya apuntaba su personal manera de narrar, tan irónica y corrosiva que no alcanzaría su madurez hasta poco tiempo después. En Wilder ha residido durante todos estos años la única posibilidad de que la herencia del gran Lubitsch (y con él colaboró en algún guión) no desapareciera del todo.Muchos han sido, por tanto, los intentos de copiar su tono narrativo pero sólo ciertos autores han sabido inspirarse en él, no aplicando un papel carbón a sus películas sino transformándolas, desde el fondo, en las crónicas ácidas que Wilder no lograba muchas veces, bien por los condicionamientos de la época, bien por la mentalidad de sus productores. Jerry Lewis, por ejemplo, se inspiró en El mayor y la menor para Un fresco en apuros, realizada en 1954. Pero su extravagante personalidad tampoco era el medio de entresacar de Wilder lo que él desarrollaría mejor en su trabajo posterior.
Sea espléndida o discreta, lo cierto es que cualquier obra de este director vienés afincado en Hollywood como guionista desde los años treinta, presenta una perspectiva sobre la vida norteamericana que suele estar alejada de la vulgaridad del tópico.
El mayor y la menor se emite hoy a las 21.30 por la segunda cadena.
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