Poco dinero, y selectivo
Ha terminado la semana con una sesión que superó, en cuanto a alzas, a las que le precedieron, pero que mantuvo íntegras todas las características que habían venido definiendo la trayectoria de los mercados de acciones desde el jueves de la semana anterior en que se celebraron las elecciones generales. Es decir, muy pocas órdenes de venta, un dinero selectivo que se genera en las inmediaciones de los grandes inversores institucionales y, como soporte más o menos etéreo a este andamiaje, una clara voluntad por parte de no se sabe muy bien qué instancia superior de que la Bolsa mantenga una trayectoria discretamente positiva y con los menos sobresaltos posibles.El índice general de la Bolsa de Madrid fue, de los cuatro mercados, el que experimentó una mayor subida ayer, concretamente un punto, que se apoyaba en las ganancias del sector eléctrico y en la inusitada mejora de tres puntos de Telefónica, que dejaba francamente perplejos a la mayor parte de los asistentes a la reunión.
En cuanto al grupo bancario Bilbao, Central, Popular, Santander y Vizcaya, aprovecharon la existencia de unos pequeños saldos compradores; únicamente el del Santander tenía alguna importancia, con 26.000 títulos, para mejorar sus posiciones del día anterior. Banesto, con 47.000 títulos de resto vendedor e Hispano, con algo menos de 5.000, optaron por no complicarse la vida y repitieron.
Para el resto de los sectores, un día más hay que repetir la conocida cantinela de que no pasó nada digno de mención, que abundaron las repeticiones y que el sector de construcción continúa siguiendo el ejemplo de las hormigas, acumulando punto a punto diferencias positivas en las que una buena parte de los especialistas quieren ver la acción de inversores extranjeros.
Para una buena parte de los especialistas, la curiosa trayectoria que está manifestando el mercado y, más concretamente, los valores del grupo eléctrico, que constituyen el eje central de las negociaciones cotidianas, tiene mucho que ver con el interés de los grandes grupos de que estas compañías lleguen a sus períodos ampliatorios con unos cambios superiores a los que vienen mostrando para permitir que los precios de los derechos de suscripción tengan algún valor real. Lo que también comentan es la tremenda dificultad que se planteará normalmente después de estos desdobles para conseguir vender las acciones a unos precios aceptables. Por tanto, se insiste en el momento especialmente peligroso que atraviesa el mercado, y de ello parecen haberse dado buena cuenta los inversores privados, que no muestran el menor interés por aprovechar la corriente bonancible que afecta a las cotizaciones de los valores eléctricos y permanecen en unas posiciones de cauta expectación, ante la desesperación de los especialistas, que piensan que al final la batalla la van a tener que librar entre ellos mismos como la situación no cambie rápidamente en los próximos días.
Precisamente, ésta es la característica más notable del acontecer bursatil en las últimas reuniones: la abstención que vienen mostrando los particulares, a quienes no parecen motivar en absoluto las posibilidades de conseguir una plusvalía a corto plazo. Pero hay que volver a insistir en ello, los peligros que acometen al inversor solitario son excesivos y, probablemente, nuestros ahorradores, después de tanto tiempo de recibir coscorrones, han aprendido a medir con bastante exactitud sus posibilidades.
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