Deporte y salud pública
El hábito deportivo Permite mejorar la sociedad. En otros países se ha implantado la práctica, de los ejercicios físicos como necesidad y los resultados han sido óptimos. Los partidos políticos españoles han incluido en sus programas el deporte, que no debe quedar postergado de los problemas prioritarios.
Para todos los que nos consideramos deportistas, practicantes del ejercicio físico en cualquiera de sus múltiples facetas, ha sido reconfortante comprobar cómo, por primera vez y ante la convocatoria de las elecciones generales, todos los grandes partidos políticos españoles han incluido en su programa electoral un apartado dedicado al deporte. Probablemente, y ojalá me equivoque, esta preocupación por fomentar tan importante aspecto de la salud pública será olvidada o postergada ante otros problemas que se consideran prioritarios resolver para la buena marcha de este país, punto de mira común, se supone, para todos los políticos tras llegar al poder. Y nos permitimos discrepar de esta manera de enfocar las prioridades, pues la práctica de ejercicio físico, competitivo o no, de forma habitual y por todo tipo de ciudadanos, contribuye a mantener una salud pública, física y mental, de la que tan necesitada está la sociedad.Vivimos en un mundo agitado en el que nuestros cuerpos se ven sometidos a diario a innumerables formas de tensión. La creciente mecanización nos hace cada vez más sedentarios y nos exige menores esfuerzos físicos. Nuestros hábitos alimenticios se deterioran y las intoxicaciones voluntarias o no, léase tabaco, alcohol, fármacos, polución, etcétera, acaban por hacer mella en nuestros organismos. Gran parte del trabajo, para el que lo tiene y no está en paro, es rutinario, tedioso y repetitivo. Su cuerpo lleva a cabo siempre parecidos movimientos, en general de poca exigencia física. Ante este panorama, los gobernantes tienen la obligación de motivar a sus gentes, de todas las edades y sexos, condiciones sociales y niveles económicos, para que hagan ejercicio, para que intenten usar mejor su cuerpo y mantenerlo en un aceptable estado de forma física, incluyendo en ello a la mente que se relaciona con el resto del organismo más de lo que se suele pensar.
Se conoce desde tiempos inmemoriales que es necesario desarrollar y educar armónicamente cuerpo y mente, para que ambos funcionen saludablemente. Es una obligación ineludible y no demorable por más tiempo del Gobierno que dicha formación integral sea inherente al programa educativo a todo lo largo de la escolaridad obligatoria, dando en él la importancia que tiene a la educación física. Para poder cumplirlo se hace imprescindible una política decidida de construcción de instalaciones públicas y de capacitación de miles de profesores de la citada disciplina, con los mismos derechos, deberes y categoría académica que cualquier otro enseñante. Luego hay que procurar que tras la etapa escolar se siga ejercitando el cuerpo, cada uno dentro de sus aficiones, cualidades, tiempo libre, etcétera. Y para conseguirlo hay que dar facilidades, es decir, que sea posible la utilización a tope de las mismas instalaciones públicas tras el horario escolar y de trabajo, con la presencia de monitores o entrenadores deportivos en ellas, que aconsejen y animen a los aficionados. Hay que fomentar la organización de competiciones populares que estimulen la propia superación y el contacto de gentes de todo tipo. Introducir pausas dentro del horario laboral para relajarse haciendo ejercicio. Es conocido que en muchas empresas suecas y japonesas se rompe la monotonía y la tensión del trabajo con sesiones cortas de gimnasia de pausa que realizan todos los obreros, bajo la dirección de especialistas, dentro de la propia fábrica. En Estados Unidos, grandes firmas, que fomentan la buena forma física de sus empleados al tener instalaciones propias y adecuadas para la práctica de cualquier deporte y dar facilidades para su utilización dentro del horario de trabajo, han comprobado estadísticamente que su productividad aumenta, que baja el absentismo laboral y que se ahorran millones de dólares al año al no tener que pagar indemnizaciones a las familias de sus ejecutivos que dejan de sufrir infartos. En los países del Este, los mejores clubes deportivos son siempre empresas (incluyendo al Ejército entre ellas) en los que además de fomentar el deporte de masas, para darles a éstas una forma barata y sana de esparcimiento y diversión, se obtendrán las figuras que darán renombre internacional a su país. Un maratón popular puede ser tan buen reclamo como otros alicientes locales para llevar a miles de turistas-deportistas y sus acompañantes a una ciudad; véase el caso de Nueva York, Londres o Estocolmo. Muchos hoteles ofrecen como parte de su propaganda para atraer clientes la existencia de instalaciones para la práctica de ciertos deportes, propias o cercanas y utilizables por sus huéspedes.
Dar facilidades
Es evidente que la mentalidad de la sociedad española con respecto al ejercicio físico ha evolucionado en los últimos tiempos. Pero hay que motivar mucho más a nuestros paisanos para que hagan deporte y eso no se consigue sólo con buenos consejos o razones. Habrá que dar facilidades en cuanto a instalaciones, entrenadores, horarios, pero además estimularles con la existencia de ídolos a los que tratar de imitar. Para ello, tendremos que fomentar y sostener el deporte de élite. Las figuras suelen arrastrar a la masa a la práctica deportiva y, por tanto, hay que facilitar su aparición y luego mantenerlas.
Este verano ha sido pródigo en hazañas deportivas llevadas a cabo por compatriotas nuestros, tales como los medallistas de atletismo en Atenas, el equipo nacional de baloncesto, los regatistas de vela, los remeros, etcétera. Y esto hay que procurar no sólo igualarlo, sino acrecentarlo si queremos que nuestra juventud tenga otros ídolos a quienes imitar, que no únicamente nuestros denostados futbolistas del Mundial, y con ello educar cuerpo y espíritu en armonía. Habrá menos droga, incluidas las legales, y menos tedio en sus vidas, con aliciente de emplazar a su cuerpo a conseguir ciertas metas o meramente a superarse a sí mismo. Y a la población trabajadora, incluso campesinos y obreros manuales que ejercitan Por fuerza parte de su cuerpo en su cotidiana labor, les servirá para completar ese ejercicio, fortaleciendo y a veces desintoxicando partes vitales, como sus pulmones y corazón.
Para concluir, creemos que deben ser las asociaciones de vecinos, empresas, universidades, municipios y diputaciones las que estimulen y apoyen el deporte popular, pero con la ayuda de los Presupuestos Generales del Estado, bajo la coordinación y asesoramiento del Consejo Superior de Deportes. Este tendrá además que fomentar la investigación y mantenimiento del deporte de élite. Ambas vías de encauzar el quehacer deportivo deben ir hermanadas porque, como Severiano Ballesteros ha dicho en repetidas ocasiones, para que haya otros que puedan imitar sus éxitos hará falta que se popularice el golf, construyendo. muchos campos abiertos a todos los bolsillos. Y que no todo quede en promulgar muchas leyes y libros blancos, sino que se siga más la filosofía práctica de los casheros vascos: "Desir, desir, no. Haser, haser".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.