Las tres cuartas partes de los londinenses morirían en una guerra atómica
El debate sobre el armamento nuclear ha cobrado intensidad en los últimos meses en el Reino Unido. El Partido Laborista, primer partido de la oposición, se ha pronunciado en favor de la desnuclearización unilateral de Gran Bretaña. Este criterio, sin embargo, no es compartido por el Partido Conservador, en el poder, que se ha pronunciado en favor del programa de misiles submarinos Trident, de alcance intercontinental.
El tema de la defensa civil -defensa de la población contra un ataque nuclear- ha resucitado en el Reino Unido en un debate que va ganando en intensidad. En septiembre de 1980, el Gobierno llevó a cabo el ejercicio Square Leg, con la colaboración de los municipios. En septiembre de 1982, el ministro del Interior ha tenido que cancelar una operacion similar, Hard Rock. Numerosos municipios en manos laboristas se habían negado a participar en él declarándose "zonas desnuclearizadas".En el primero de estos supuestos, celebrado el 15 de septiembre de 1980, la guerra entre la OTAN y el Pacto de Varsovia había, teóricamente, comenzado. Cuatro días después, el 19 de septiembre, un primer ataque nuclear cae sobre el Reino Unido entre las doce y las 12.10 horas. Una segunda ola de misiles llega entre la una y las tres de la tarde. En Londres caen cinco bombas de trece megatones en total en los suburbios de Heathrow, Brentford, Croydon, Potters Bar y Onar. La ciudad de Londres se ve sometida durante unas pocas horas a una energía explosiva similar a la utilizada en toda la segunda guerra mundial. Square Leg formaba parte de los ejercicios Crusader de la OTAN.
Hard Rock debería haber sido algo más benigno, pues ninguna de las grandes ciudades ni de las grandes bases británicas o norteamericanas era alcanzada en el supuesto bélico. En este caso, la crisis había comenzado el 19 de septiembre. El 21 cerraban los colegios británicos. Al día siguiente comenzaba a cundir la histeria con el comienzo de la guerra. El 30 de septiembre, un 30% de la población no podía obtener ya los avituallamientos necesarios y faltaban materiales para la construcción de refugios nucleares. El Gobierno y las autoridades locales se instalaban en sus bunkers. El 2 de octubre la OTAN está cediendo en el frente central, y a las dos de la tarde decide usar bombas nucleares tácticas. A las ocho de la tarde comienza el ataque nuclear contra el Reino Unido.
Cuando unas horas después las sirenas tocan un sonido continuo, los habitantes pueden salir de sus abrigos "y reanudar sus actividades normales", dice un panfleto gubernamental, titulado Protege y sobrevive. Lo que el Gobierno no explica es qué clase de normalidad se encontrarán los supervivientes. En muchos aspectos, las medidas de defensa, civil parecen tanto destinadas a proteger a la población como a proteger al Gobiernó de los supervivientes.
Curiosamente, las cifras que maneja el Ministerio del Interior británico sobre muertos -y aún no se han hecho públicas las consecuencias del ejercicio Square Leg- son muy inferiores a las que da el Departamento de Defensa de Estados Unidos para un ataque nuclear contra el Reino Unido.
Cinco millones de muertos
Un grupo de cinco científicos de la Universidad de Reading y del Imperial College, de Londres, han estudiado los efectos de un ataque similar al contemplado por el Square Leg en un libro titulado Londres, después de la bomba. Su conclusión dice: semanas después de un ataque, un 76% de la población de Londres habría fallecido, ya sea de las explosiones, de la onda de calor, de las radiaciones directas o de la precipitación radiactiva. Entre 4,5 millones y 5,3 millones de muertos. Como ellos mismos explican, si un individuo piensa en catorce personas de su entorno, sólo cuatro de ellas seguirán vivas dos meses después del ataque.Esto, en Londres. Un estudio de la campaña para el desarme nuclear (CNS) asegura que un ataque nuclear soviético limitado a blancos militares e industriales mataría o heriría a 43 millones de personas en el Reino Unido. Once millones, dice la CND, saldrían ilesos, pero muchos de ellos fallecerían de hambre o de enfermedad.
El Gobierno británico, en la eventualidad de un ataque nuclear, disuade claramente a la población de intentar evacuarse, pues, como se explica en los manuales, ninguna zona del Reino Unido estará segura. De hecho, sólo las carreteras secundarias que salen de Londres quedarían abiertas. Las catorce principales estarían reservadas exclusivamente para el tráfico del Gobierno y de la Administración.
En abril de 1982, el ministro británico del Interior, William Whitelaw, inauguró en Oxford los nuevos cuarteles generales de previsión y control para el Reino Unido (UKWMO), que operan, en coordinación con la OTAN, fundamentalmente con voluntarios.
El sistema cuenta con cinco controles de escritores, veinte controles de grupo y 870 puestos monitores. ¿Su función? Lo explican gráficamente: 9.57 horas. UKWMO detecta el ataque. 10.02 horas: la primera bomba hace explosión. 10.10 horas: el público es alertado de las zonas que se verán más afectadas por la precipitación atómica, datos que son distribuidos a 18.000 lugares. 6.00 horas: "La vida sigue... diez millones de vidas han sido salvadas para ver la aurora de un nuevo día". Algunos expertos apuntan, sin embargo, que el pulso radiactivo causado por la explosión nuclear puede perturbar los circuitos electrónicos, interrumpiendo las conexiones del Gobierno y de los controles regionales. La radio, que todo ciudadano debe llevar consigo al refugio nuclear (no olvidar pilas de repuesto), podría ser inútil.
En varias publicaciones distribuidas desde 1980, el Gobierno hace algunas recomendaciones para la construcción de refugios nucleares. En el jardín o dentro de una casa. Los hay sencillos y los hay complicados. Hay Hágase usted mismo su refugio nuclear. Se puede usar una escalera en la casa o una mesa cubierta de sacos y cajas. Este sería el refugio interno, dentro de la habitación más segura. Para los que viven en casas de madera o en las partes altas de edificios, la recomendación es sencilla: "Váyase y tome otras medidas". ¿Cuáles? No se explica. El 85% de estos refugios -opinan los científicos antes citados- se derrumbarían con una explosión cercana. A precios de 1980, el kit más barato de refugio costaría unas 150.000 pesetas. Los más seguros, prefabricados en el jardín, dos millones de pesetas. Hay, sin embargo, un kit intermedio, pero se tardaría una semana en construir. La arena para los sacos de protección podría acabarse antes. Los ladrillos, también.
Según estos expertos, una bomba de un megatón que estallara sobre la columna de Nelson, en la londinense plaza de Trafalgar, barrería todo lo existente en un radio de quince kilómetros. La precipitación radiactiva podría estar presente: durante más de dos semanas, en contra de las previsiones gubernamentales. Durante ese tiempo, la gente tendría que permanecer en sus refugios, reducidos dentro de unos abrigos teóricamente algo más grandes.
Defensa individual
El peligro podría, pues, superar los catorce días. Las instrucciones gubernamentales recomiendan almacenar comida y bebida para este tiempo. Un litro de agua por día, según estos científicos, no sería suficiente, La comida aconsejada, tampoco. Así, llegarían los robos y los graves problemas, pues en el exterior la mayor parte del agua estaría contaminada con radiactividad. Protege y sobrevive tampoco toma en cuenta los efectos psicológicos de una estancia prolongada de varias personas en un estrecho refugio, y afuera, ¿qué quedaría?, ¿cómo reanudar sus actividades normales?La política gubernamental parece orientada más bien a la defensa individual que a la colectiva. En 1968, con la desaparición del cuerpo de Defensa Civil, se recortaron los gastos de esta partida. Han subido, sin embargo, un 60%,» y para 1984 alcanzarán los 45 millones de libras (9.000 millones de pesetas). En contraste, proporcionar refugios nucleares para toda la población británica costaría unos 80.000 millones de libras (dieciséis billones de pesetas), lo que corresponde a unas 300.000 pesetas por persona. En la actualidad este gasto es de unas 160 pesetas per cápita, pero señala el Gobierno británico que proteger a toda la población "costaría una cantidad de dinero no justificada". Suecia y Suiza, países neutrales y sin armamento nuclear, tienen un amplio programa de defensa civil.
A pesar de que "la mayoría de los subsecretarios y de los altos funcionarios tendría que quedarse en sus oficinas si hubiera una amenaza de guerra y correrían su suerte, como todos, si el Reino Unido se viese atacado, el Gobierno tiene ya desarrollado un plan y unos bunkers -no garantizados contra cualquier bomba, sin embargo-, desde los cuales seguir operando. Habría una sede central, doce sedes regionales, veintitrés sedes subregionales... En total, siete niveles de Administración.
"Los objetivos actuales de la defensa interior" -que forma parte de lo que se denomina como defensa civil- "vienen definidos como aquellas medidas defensivas necesarias en el Reino Unido... para protegerlo contra cualquier amenaza interna", señalaba una circular del Ministerio del Interior. Ken Livingstone, laborista radical que preside el Consejo Municipal del Gran Londres, ha asegurado que, si llegara el caso, no ocuparía el lugar que tiene reservado en un bunker en Essex.
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