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Mitterrand y Kohl hablaron de cooperación militar y cuestiones económicas

Las posibilidades de una colaboración en el terreno militar y las cuestiones económicas dominaron la cumbre franco-alemana de Bonn entre el presidente francés, François Mitterrand, y el canciller alemán, Kohl, que terminó ayer.

El primer mandatario de la República Francesa y el nuevo canciller federal reafirmaron que, sea cual fuere el signo del Gobierno en los dos países, la amistad franco-alemana será la misma, y que, además, "sin esa comunidad francoalemana, Europa no tiene futuro".Franceses y alemanes piensan lo mismo sobre la necesidad de multiplicar las relaciones comunes. La RFA y Francia trataron -por primera vez desde que se celebran las cumbres bianuales nacidas en 1963 con el tratado de cooperación entre el general Charles de Gaulle y el canciller Konrad Adenauer- el tema de la cooperación en materia de defensa.

En esta ocasión han sido Mitterrand y Kohl, mano a mano, quienes trataron el problema de la seguridad occidental y, con más detalle, el de la cooperación de ambos países. La fuerza nuclear francesa y la probable fabricación de la bomba de neutrones enmarcan, para las autoridades alemanas, las posibilidades de una armonización en materia de defensa.

Al final de las conversaciones, parece ser que ambos países, al menos filosóficamente, ven el tema de manera semejante. Pero Bonn y París especifican que debe excluirse la creación de un eje nuclear entre ambas capitales.

Remedios distintos

Las cuestiones económica y monetaria han ocupado igualmente un lugar destacado en este encuentro franco-alemán. Los diagnósticos sobre la crisis son muy parecidos, pero no tanto los remedios aplicados en uno y otro países.De todas formas, y esto era previsible, se ha querido reafirmar la colaboración bilateral también en este terreno. La interdependencia de las dos economías es abrumadora. La RFA es el primer proveedor galo.

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Una tercera parte del déficit del comercio exterior de Francia es consecuencia de sus importaciones alemanas. En tales condiciones, el Gobierno democristiano-liberal de Bonn, como su antecesor socialdemócrata-liberal, tiene interés en que la economía francesa no sufra sobresaltos, al menos hasta las próximas elecciones generales de marzo de 1983.

Para Francia era importante tratar de paliar el déficit económico con, la RFA. Sin embargo, los alemanes han sido claros en este asunto: reducir el déficit comercial es difícil, porque "se trata de una cuestión de competitividad de industrias", como declaró el ministro alemán de Economía, Otto Lambsdorff.

El desempleo también fue estudiado por ambas delegaciones, pero la eventual puesta en marcha de una estrategia común contra el paro no parece concebible entre los Gobiernos actuales de París y Bonn.

Según noticias de fuente francesa procedentes de Bonn, la ampliación del Mercado Común, concretamente con la entrada de España y Portugal en la Comunidad, ha sido objeto de consideraciones que "han evidenciado actitudes semejantes".

Sabido es que los franceses, desde siempre, exigen que el calendario y las normas para la ampliación respondan a realidades muy concretas, como lo son las dificultades internas comunitarias, agrícolas y presupuestarias, y el contencioso que representan los productos mediterráneos, españoles y franceses en particular.

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