Los parlamentarios franceses, en desacuerdo sobre el perdón a los golpistas de la guerra de Argelia

Como ocurriera hace veinte años, la Asamblea Nacional francesa sigue sin ponerse de acuerdo en el momento de votar una ley que tiende a "favorecer la reconciliación y la unidad nacional". La nueva legislación consiste en perdonar a los funcionarios y militares golpistas que atentaron contra la legitimidad del Estado al final de la guerra de Argelia.

Los comunistas se oponen rotundamente a la ley. Los socialistas, gaullistas y giscardianos se muestran seriamente divididos en la sesión de ayer tuvo que ser suspendida la discusión de ese proyecto de ley porque el partido mayoritario del Gobierno, el socialista, tambien mayoritario en la Asamblea, no llegó a un consenso que permitiera la aprobación del texto. El presidente François Mitterrand había prometido en su campaña electoral de 1981 "borrar todas las secuelas de la guerra de Argelia".El texto elaborado por el Gobierno prevé esencialmente la revisión de los cálculos que conforman el sueldo mensual de todos los afectados, funcionarios o militares, para que en lo sucesivo cobren corno si hubiesen hecho una carrera normal.

En segundo lugar, a los generales golpistas (Salan, Jouhaud, Challe y Zeller, éste fallecido) se les readmite en la segunda reserva, lo que les sitúa en una posición de no retirados y, por fin, se indemniza a quienes fueron expulsados del norte de Africa.

El partido comunista, que forma parte del Gobierno, se opone rotundamente a esta ley, tal como se ha presentado a la discusión de la Asamblea. Una fracción importante de los socialistas desea que los cuatro golpistas sean excluidos, así como los que cometieron crímenes de sangre. Los partidos de la oposición conservadora-liberal también están divididos.

Particularmente el partido neogaullista, Agrupación por la República (RPR), que le reprocha al Gobierno la búsqueda con dicha ley de "ventajas electoralistas, ya que los generales golpistas, y Jouhaud sobre todo, lo único que desean es recobrar sus estrellas, lucirlas en las tribunas de los desfiles del 14 de julio y ser enterrados en Los Inválidos".

Los cuatro generales, en abril de 1961, intentaron apoderarse del Estado, dirigidos por Raoul Salan. En su opinión, el entonces presidente de la República, general Charles de Gaulle, los había traicionado, al llegar al poder, en 1958. Los cuatro entendían que la misión del general consistía en mantener la "Argelia francesa". Este fue el grito de De Gaulle en su primera visita a Argel, pero inmediatamente comprendió que la independencia de la última colonia gala era irreversible.

Aquella intentona fue la única de la historia moderna de Francia por parte de un Ejercito que se considera legalista. Los cuatro generales, como la mayor parte de los militares golpistas, fueron condenados a muerte por los tribunales militares y se les conmutó esa pena por cadena perpetua.

Fueron encarcelados en la cárcel de Tulle, considerada como la más dura del territorio. Después, debido esencialmente a su edad, los gobiernos conservadores sucesivos los amnistiaron. Y, hoy, la Administración socialista desea borrar definitivamente el pasado.