Una rara combinación de ingenio y sabidría

El premio Nobel de Economía de 1982 ha recaído en un sabio de la microeconomía de reconocida solvencia en los medios académicos pero desconocido por el público. El premio Nobel de Economía ha recaído en George J. Stigler, una de las más altas autoridades en la teoría de los precios y en la historia del pensamiento económico que tiene la rara habilidad de combinar el ingenio con la sabiduría en sus aportaciones originales.Para Stigler la economía no es simplemente la ciencia triste que permite ofrecer conclusiones lógicas para supuestos determinados. Piensa por su cuenta sobre lo que él llama "problemas persuasivos y penetrantes" y se interesa no por la teoría en torno a un suceso local o único sino por las relaciones de caracter general y persistente. Su Teoría de los Precios ha sido libro de texto obligado desde los años sesenta y han sido importantes sus aportaciones a la teoría de: la producción y de la distribución así como a la teoría de la organización de la industria.

Interrogado por France Press sobre la política económica de presidente norteamericano Ronald Reagan, Stigler declaró ayer que "poner el acento en la reducción del gasto público y en aligerar las reglamentaciones del Estado" le parecía ser "una buena cosa". "Pero yo no soy especialista en estas cuestiones", añadió, "y por lo que he podido constatar los premios Nobel deben aprender a hablar sobre temas de los que no saben gran cosa". Ni keynesiano ni friedmaniano, Stigler cree en el mercado, es decir, en los precios, como mecanismo adecuado de asignación de recursos, pero no tiene fe ciega en ello. Combina la microeconomía con la historia y considera que ni los hechos económicos significativos ni los problemas rutinarios influyen en la teoría económica. Solo los problemas de caracter general son interesantes para la ciencia económica. La Gran Depresión no habría afectado, en su opinión, a la teoría general de Keynes.