El lenguaje del cine, analizado por Román Gubern en la March
Román Gubern, profesor e investigador del cine y de los medios de comunicación, empezó ayer en la Fundación March un curso, titulado El lenguaje cinematográfico, que introducirá a los asistentes en la especificidad de esta modalidad audiovisual, puesta en escena, montaje y, finalmente, tipologías y géneros cinematográficos. Gubern, ha acuñado el término antropotrónica para definir el tipo de investigación que cree necesaria hoy, y estudia el cine dentro de la iconosfera, "esa capa de imágenes que nos rodea cada vez con mayor densidad".
Román Gubern es uno de los cerebros recuperados por la universidad catalana en los últimos años. Antes de la transición política, estaba contratado como docente de historia del cine en la Universidad del Sur de California, en Los Angeles, después de haber enseñado en el MIT (Massachussets Institute of Technology). La seducción del compromiso político, que siempre ha sido clara en Gubern desde finales de los cincuenta, pudo más que las excelentes condiciones que ofrecen las universidades norteamericanas. Luego, la transición política se lo fue llevando todo por delante -seducciones e ilusiones incluidas- y la universidad se fue cerrando aún más, hasta llegar al rechazo impúdico de una excelente lista de profesores universitarios para su nombramiento como catedrático extraordinario. Gubern estuvo en un tris de irse. Por suerte, el nombramiento finalmente se produjo. Lo que muchas universidades civilizadas hacen en poco tiempo, y sin dramas, aquí había costado batallas, expedientes y meses de discusiones. La posibilidad de continuar en la docencia en el campus de Bellaterra, donde los estudiantes siguen sus clases impartidas en catalán, más el atractivo del trabajo en televisión que realiza en el programa Alcores y su trabajo de investigador del cine y de los medios de comunicación, le han retenido por el momento en su piso de la falda del Tibidabo.Ahora Gubern inicia un curso sobre lenguaje cinematográfico, invitado por la Fundación March, cuyo mayor atractivo será, sin duda, la disección de los cambios más importantes que están experimentando las formas de expresión en el cine de los últimos años. "El impacto de la televisión y de la nueva oferta cultural del week-end, del deporte o de la discomanía", dice Gubern, "ha producido una reestructuración de la misma oferta cinematográfica, que se centra en tres grandes territorios: ciencia ficción, el cine catastrofista y los filmes de tema familiar".
Para Gubern, el género central es la ciencia ficción, que sirve para glorificar la tecnología y compensar los avances del ecologismo. "El mismo objetivo persigue su contrafigura, que es el cine catastrofista, cuyo objetivo es condenar la naturaleza. Lo más interesante", asegura, "es comprobar las coincidencias que hay entre la parafernalia de la ciencia ficción y de las astronaves y toda la simbología discotequera, donde el disc-jockey parece el piloto y la máquina empieza a ser tan protagonista como lo es ya en el cine". Este tipo de cine necesita, naturalmente, de unos presupuestos extraordinarios, y de un volumen de publicidad que se lleva la mitad de los gastos.
Una variante relacionada con el catastrofismo, que para Guberri no ha cesado de estar de moda desde El exorcista, es el cine de terror, que ha llegado a ser una especie de pornografía de la crueldad. "Los efectos fisiológicos del terror cinematográfico se ha comprobado que pueden ser muy parecidos a los de la excitación sexual, llegando incluso a sensaciones físicas parecidas al orgasmo".
Gubern señala también la relevancia de otro tipo de cine, junto con éste tan aparatoso, como es lo que él llama cine de saga farniliar, destinado fundamentalmente a ensalzar la unidad y los valores de la familia, en un momento de disgregación y de permisividad sexual. "Es un cine que bebe directamente de la televisión, incluso en el tipo de planos medios habituales en los telefilmes, porque de hecho son telefilmes macroscópicos, melodramas puestos al día y en gran pantalla". Los dos ejemplos más claros para Gubern son Kramer contra Kramer,"que es como un Marcelino, pan y vino", y El estanque dorado.
Román Gubern está preparando un libro en el que ha investigado lo que denomina la iconosfera, que es la nueva capa que envuelve el planeta, formada por imágenes "invisibles de tan densas como son y de tanto como penetran en nuestras vidas". El eje central de esta iconosfera es la revolución electrónica, que lleva a Guberri a inventar un nuevo término para el tipo de investigación que él realiza, la antropotrónica, o antropología del hombre electrónico.
Babelia
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