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La calma vuelve a los astilleros militarizados, de Gdansk, donde los obreros polacos son despedidos a centenares

La calma ha vuelto a las calles de Gdansk, después de tres días de enfrentamientos. Las autoridades han aplicado las primeras medidas de militarización de los astilleros Lenin con el despido masivo de trabajadores, que en los próximos días, según fuentes eclesiásticas, podrían llegar a 1.500. En Nowa Hutta, cerca de Cracovia (suroeste del país), falleció ayer una persona a consecuencia de un disparo, y el balance oficial se incrementa con 94 heridos y 135 detenciones, informó la agencia oficial polaca Pap. En la zona minera de Silesia la situación es confusa y se desconoce realmente la que está ocurriendo.

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El obrero-soldado del astillero Lenin

Cientos de policías, con sus uniformes grisis y la porra en la mano, patrullan las calles de Gdansk. Los transeuntes los miran indiferentes mientras prosiguen su camino rapidamente con el rostro preocupado. Nadie sonrie. Las conversaciones entre individuos en medio de la calle son muy raras. No hay grupos, excepto en las puertas de los supermercados o las panaderías.En la puerta de los astilleros Lenin el despligue de Zomos (unidades especiales anti disturbios) es impresionante. Junto a ellos están estacionados varios vehículos todo terreno contra manifestaciones. Todos los. acceso que conducen a los astilleros se encuentran estrechamente vigilados. Nadie puede acercarse a menos de 300 metros sin ser detenido por un policía. Sólo los trabajadores puede pasar después de una cuidadosa identificación. Es por tanto muy difícil estimar hasta que punto el trabajo se ha reanudado. Ayer salía humo por las chimeneas de los astilleros como testimonio de que se desarrollaba alguna actividad, sin embargo las gruas se mantenían inmóviles.

En los principales barrios de Gdansk todavía se podían apreciar ayer los restos de los enfrentamientos de los dos días anteriores. En varias calles se veían aún proyectiles de diferentes tipos de armas, y en algunos muros todavía se podían leer frases relativas a Solidaridad, aunque la mayoría de las leyendas han sido sobrepintadas de blanco.

Un altar improvisado

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En la iglesia de Santa Brígida, una gran cruz hecha con ramas de pino en forma de V de la victoria, ha sido construida en el suelo ante una escultura que representa a Cristo ante su tumba. Junto a la cruz, entre flores, ha sido depositada una bandera blanca y roja con la palabra Solidarnosc y dos fotos de Lech Walesa, una de ellas junto al Papa. Unos veinte hombres y mujeres permanecen continuamente ante este altar improvisado, y desconocidos desfilan ante él a lo largo del día para depositar flores y poemas que hablan de Dios, la libertad y Solidaridad.

En el resto de Polonia, la dirección clandestina del sindicato independiente trata de mantener las riendas de la protesta social y controlar las huelgas espontáneas, con el propósito de dirigirlas hacia la huelga general del 10 de noviembre, que debe de servir de referéndum nacional contra el régimen militar de Jaruzelski.

La militarización de la principal industria naval del Báltico supone el establecimiento de una nueva relación empresa-obrero bajo la disciplina militar, que ha dado como resultado el despido ayer de no menos de 150 trabajadores. Fuentes eclesiásticas aseguran que en los próximos días perderán su trabajo unos 1.500 operarios de los astilleros Lenin.

El alcalde de Gdansk, Kazimierz Rynkowski, hizo un llamamiento a la población para que no se preste, ni siquiera en calidad de espectadores, a las provocaciones y enfrentamientos entre fuerzas del orden y simpatizantes de Solidaridad. Según el alcalde, todos aquellos que asisten a las manifestaciones, incluso por mera curiosidad "hacen el juego a los instigadores".

Advertencia militar

Por su parte, el Ejército polaco, a través de su órgano periodístico, Zoln¡erz Wolnosci, advirtió ayer seriamente a los "aventureros y jugadores políticos" al hacer referencia a los últimos disturbios. Para los militares, tales elementos eligieron la costa báltica para reavivar las emociones de 1980.

En tanto la situación actual de protesta violenta contra el régimen parece escapársele de las manos a la dirección clandestina de Solidaridad (TKK'), su orden de boicoteo a los nuevos sindicatos oficializados es respetada.

Así lo demuestran las sucesivas entrevistas televisadas con obreros promotores de las nuevas organizaciones en Varsovia y en Ursus, quienes declararon que los adherentes a las nuevas organizaciones se cuentan por decenas. Hasta ahora, la adhesión más cuantiosa se ha producido en la fábrica de vestidos de Pila (oeste del país), con 223 afiliados.

La explosión del Báltico, momentáneamente apagada, pareció coger por sorpresa a los dirigentes de Solidaridad, y de esta manera, en las diferentes regiones del país se impartieron órdenes, en las últimas horas, para llevar a cabo acciones de protesta en apoyo de los obreros de Gdansk.

Ayer se conoció un llamamiento de la dirección clandestina del sindicato Solidaridad en Varsovia, que preside Zbigniew Bujak, para que se aplique el mismo sistema de huelga que en el Báltico, esto es, ocho horas diarias de paro, ininterrumpidamente en todas las empresas de más de 2.000 empleados, hasta que la dirección decida desconvocar la huelga.

El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, advirtió ayer que Estados Unidos no permanecerá "impasible" mientras el Gobierno polaco "intensifica su política de represión".

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