Desaparece el actor Fernando Lamas, el penúltimo 'Iatin lover'
A los 67 años ha muerto en Los Angeles perfectamente olvidado de la inmensa mayoría Fernando Lamas, un actor argentino que incluso lanzó un estilo de galán, de los muchos con los que ha probado fortuna Hollywood para renovar el stock de carne exquisita a que se reduce la mayor parte de sus estrellas.A Lamas, actor mediocre, espadachín voluntarioso, cantante intratable, y marido reincidente, le habría gustado ser Rodolfo Valentino pero tuvo que quedarse en latin lover para un remedio, con mucho de la tiesura de Ricardo Montalbán, y poco de la simpatía del bigote arrollador de Gilbert Roland, por citar a dos actores hispanoamericanos de su generación. Si se ha dicho que los argentinos son italianos que hablan castellano y creen que son ingleses, Fernando Lamas era un italiano que hablaba inglés para poder hablar en la piscina con Esther Williams con la que contrajo su último matrimonio, y llevaba pasaporte argentino.
Tenía el actor desaparecido un cierto aire de esquina con farola, pero sin la clase de Shirley MacLaine en Inma la dulce, de piropo dicho a media luz, y una grave tendencia a ser el tercero del triángulo.
Tras unos años de fugaz estrellato con películas como La mansión de Sangaree en la que trabajaba con Ariene Dahl, otra insigne olvidada, y La viuda alegre, en la que actuaba junto a Lana Turner, entró en un coma laboral del que sólo pudo sacarle aún más brevemente la moda remake europea.
