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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Miguel Ríos en Salamanca

Uno, que nació a la música hace más de diez años y que ha profesado y sigue haciéndolo una profunda admiración por Miguel Ríos, lamenta que un personaje, rodeado de un mensaje liberador y de paz se conduzca por caminos no propios de los predicados en las letras de sus canciones y en sus entrevistas.A raíz de su actuación en la plaza Mayor de Salamanca, el día 16 de septiembre de 1982, ante 40.000 almas, según los medios de comunicación locales; Miguel Ríos dio un auténtico recital, no de buenas canciones, sino de lo que no se debe hacer nunca cara al público.

Para empezar, el espectáculo anunciado con rayo láser para las 22.30 horas se retrasó hasta las 23.45, cuando desde las 19.00 horas la plaza Mayor salmantina arrojaba una presencia de unos 20.000 espectadores, cifra que fue aumentando hasta llegar a los 40.000 que a las 22.30 nos apelotonábamos en pésimas condiciones.

Para cuando comenzó el espectáculo, la decepción fue grande al comprobar que un gran número de los presentes no conseguíamos oír casi nada, debido, supongo, a las deficiencias e insuficiencias de los equipos de sonido.

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A pesar de todo, el público, incondicional a su cantante (que pulverizó los récords de asistencia a dicho recinto en toda su historia), permaneció exultante de euforia al recital, que duró alrededor de hora y media. Pero fue al final de éste cuando se vio el más bochornoso acto de toda la noche. Vimos, entre el semblante perplejo de algunos y despreocupado de otros, cómo Miguel Ríos se enzarzaba en una larga discusión con algunos espectadores de las primeras filas, a micrófono cerrado, mientras la música seguía sonando, finalizando dicha discusión con un breve tarareo y un elegantísimo corte de mangas que dedicó a los 40.000 espectadores que esperábamos mucho más que tina sarta de despropósitos.

Esperemos que de una vez los hombres del espectáculo (me refiero a cantantes, especialmente) tengan un comportamiento más honrado con el público de provincias, y que el buen rockero que es Miguel Ríos nos haga olvidar lo más pronto posible estos hechos, que no son acordes con el Miguel Ríos que conocemos los que tenemos más de veinticinco años. /

Profesor de EGB.

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