EI Estado no es mero subsidiario del sector privado en la enseñanza, según el PSOE
"El PSOE no acepta el principio de subsidiariedad del Estado", afirmó ayer José María Maravall, quien, con Javier Solana, Salvador Clotas y Victorino Mayoral, presentó a los medios informativos el programa de política educativa y cultura¡ del PSOE. Maravall respondía así a algunas preguntas relacionadas con la previsible reacción adversa de determinados sectores de la enseñanza privada ante una eventual política socialista de multiplicación de puestos escolares estales.
Pese a que el texto literal del programa del PSOE no deja lugar a dudas sobre su intención de sustituir el Estatuto de Centros "por otra ley adecuada al texto constitucional", en la conferencia de Prensa de ayer los dirigentes socialistas, sin desmentir este propósito, pusieron mayor énfasis en la necesidad de adaptar la regulación de los centros educativos a los mandatos constitucionales que los socialistas no ven desarrollados en la vigente ley de Centros.A este respecto puede resultar significativo el hecho de que Victorino Mayoral, delegado federal de educación del PSOE, situase en el primer lugar de los objetivos que habrá de perseguir la política educativa de su partido "el desarrollo del artículo 27.2 de la Constitución", en el cual se establece que la educación "tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales".
Pese a la contundente afirmación de que los socialistas no aceptan el principio de subsidiariedad del Estado, todas las referencias a la política de subvenciones a la enseñanza privada y a eventuales "guerras escolares" sacadas a colación por los periodistas, fueron respondidas en un tono deliberadamente moderado. José María Maravall, por ejemplo, restó importancia a recientes pronunciamientos públicos sobre la guerra escolar que sobrevendría inevitablemente si el PSOE deroga el Estatuto de Centros. "Habrá que ver", dijo, "quién declara esa guerra. Nosotros, no, desde luego. Además confío en que tales declaraciones no procedan de personas realmente representativas del sector privado".
En cualquier caso, el propio Maravall afirmó, en otro momento de la sesión informativa y en una referencia concreta a las subvenciones estatales al sector privado, que el PSOE no sólo no tenía intención de suprimirlas sino que, aunque pueda resultar un tanto paradójico, el Gobierno socialista que pudiera salir de las próximas elecciones podría dar a la cuestión de las subvenciones la seguridad jurídica que actualmente no tiene. Ni él ni Mayoral, que desarrolló con mayor detalle el programa concreto de Educación, negaron, no obstante, el propósito de someter las subvenciones a la iniciativa privada a un control riguroso y a la exigencia de que éstas se sometan a los principios constitucionales.
El programa de política universitaria fue expuesto por Javier Solana, quien resumió los objetivos de su partido en la "democratización de la difusión de la enseñanza superior" y en "el aumento de la calidad de los servicios". Ambos objetivos, según el dirigente socialista, podrán ser alcanzados a través de una política que atienda a la reforma en profundidad de las estructuras del profesorado, empezando por la reforma de su estatuto jurídico ("hay que simplificarlo" dijo, " porque no pueden seguir manteniéndose las infinitas categorías y situaciones que se dan actualmente"), y la mejora real de su situación económica, pasando por la revisión de los procedimientos de selección y de la dedicación docente, "factor fundamental para el desacarrilamiento definitivo de la ley de Autonomía Universitaria".
Salvador Clotas definió el programa de política cultural del PSOE como "carente de grandes gestos o de grandes operaciones de prestigio", y resumió los rasgos fundamentales de la misma en la necesidad de dotar a los ciudadanos de una oferta cultural similar a la de los países desarrollados de Europa, en la garantía de la libertad de expresión, "todavía cuestionada en estos momentos" y en la lucha contra la colonización cultural, patente en las políticas cinematográficas y de televisión. Victorino Mayoral basó la necesidad de una política educativa "compensatoria y solidaria", rasgos fundamentales del programa socialista, según sus dirigentes, en el análisis de una situación caracterizada por el bajo rendimiento del sistema, la ineficacia de la formación profesional, la escasa coordinación con la política de empleo y la manifiesta desigualdad en la cantidad y en la calidad de los servicios educativos que reciben los ciudadanos, como consecuencia de una injusta y a veces indiscriminada asignación de recursos. Frente a esta situación, los socialistas se proponen, entre otros objetivos, un plan de escolarización plena desde los cuatro hasta los dieciséis años.
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