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La catástrofe áerea de Málaga

Escenas patéticas en el aeropuerto Kennedy a la llegada de los supervivientes

La llegada al aeropuerto Kennedy, en Nueva York, de la mayoría de los supervivientes de la tragedia aérea del DC-10 de la compañía Spantax, fue escenario de emotivas escenas en las que se confundía la alegría de unos con la desesperación de otros. Para unos, el abrazo con los familiares o amigos. Para otros, el dolor, la incertidumbre de que los ausentes figuren entre la lista de fallecidos. El portavoz de la McDonnell Douglas, Dave Eastman, dijo que el DC-10 es un avión seguro.Para la colonia periodística española en Estados Unidos, el dolor y la constemación se plasmaron al confirmarse la noticia de la muerte de Manuel Dompablo, recientemente nombrado delegado de la agencia Efe en la ciudad de Nueva York.

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Los telediarios de las tres grandes cadenas de televisión norteamericanas iniciaron su programa con las imágenes del trágico accidente, los testimonios de los supervivientes, el recordatorio de la negra coincidencia de los múltiples siniestros y problemas en que se han visto envueltos los modelos del avión comercial DC-10 fabricados por la compañía norteamericana McDonnell Douglas.

Las autoridades de la Federal Aviation Administration enviaron un equipo dirigido por Rudolph Kapustin para que colabore con las autoridades españolas para determinar las causas del accidente. También McDonnell delegó a Málaga un equipo de técnicos.

Dave Eastman, portavoz de la McDonnell Douglas, dijo que el DC-10 es un avióin seguro, que los distintos accidentes de DC-10 siempre han sido por razones diferentes, y que los DC-10, desde el primer modelo en 1972, realizan unos ochocientos vuelos diarios y han transportado más de 390 millones de pasajeros.

Lo que no excluye que el diario New York Post considere la tragedia de Málaga como la última "en la serie de horrores" que tiene ese modelo de avión. "¿Viajaría usted en un DC-10?", preguntó el periodista de la televisión NCB a un dirigente de la McDonnell. "Yo, sí", respondió sin titubear. "¿Y con su familia?" "Con mi familia, no, porque mi mujer no quiere viajar en avión".

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Después del accidente de un DC-10 en el aeropuerto de O'Hare, Chicago, el 25 de mayo de 1979, las autoridades federales norteamericanas ordenaron la paralización durante cinco semanas de toda la flota de DC-10. Finalmente la Adminsitración Federal de Aviación determinó que el DC-10 es un avión seguro.

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