La producción industrial decrecerá en 1982, según los últimos indicadores

La industria se encamina otra vez este año al crecimiento nulo o negativo, quizá contrapesado por la mejora en construcción. De confirmarse la hipótesis, suscitada por la inflexión de los indicadores más recientes, el sector servicio se erigiría de nuevo en el único soporte del crecimiento económico (cerca del 3% para él y 1,5% para el conjunto de la producción nacional), pues el escaso peso y débil comportamiento de la agricultura y pesca neutralizarán su efecto. Medios gubernamentales y de la Administración han matizado el deterioro de estos y otros indicadores (paro, inflación y comercio exterior), descartando que influyan en las próximas elecciones al margen del ciclo económico.

Fuentes del Ministerio de Economía han precisado que el paro muestra desde hace un año tendencia a crecer menos, si bien no puede decirse lo mismo de la inflación, ni tampoco esperar cambios. El problema central, descrito en un libro sobre la economía española en 1982, ya enviado a imprenta, no ha cambiado desde el franquismo. Cuando la economía se recupera un poco, como en 1981 y sobre todo lo que va de 1982, las tensiones sobre la demanda disparan los precios de los sectores menos ajustados estructuralmente, como agricultura y servicios. Con el agravante de la caída de cosechas y el buen comportamiento del turismo, esa ha sido una de las principales causas del aumento del índice de precios al consumo. A finales de julio, los alimentos sin elaboración crecían a un ritmo anual del 20,8%, secundados por el 16,6% de los servicios."Y es que hace falta mejorar la productividad agrícola y terminar con la atomización de los servicios", agregaron las fuentes.Los precios industriales, en cambio, llevaban a finales de julio un ritmo anual del 11,6%, en línea con la desaceleración registrada en los últimos años. Unidos al mínimo crecimiento real del sector durante el pasado lustro (del 4,7% de 1977 bajó paulatinamente hasta el 0% del año pasado), fenómeno semejante al observado en otros países industriales tras la segunda crisis del petróleo, ello ha hecho ganar peso al sector servicios. El avance se reafirmará en 1982, con alguna sorpresa para la Administración española.

En efecto, los últimos indicadores parecen dar la razón a los servicios de estudios que desconfiaban de aportaciones de la industria. Así, las mayores esperanzas de crecimiento económico del año se limitan al sector servicios, donde el turismo, cerca de una cuarta parte del total, puede aumentar un 6% en entradas y un 11 % en ingresos medidos en dólares, según medios gubernamentales. También generará crecimiento el gasto de las Administraciones públicas (sobre todo Sanidad y Enseñanza), donde los pagos ordenados para gastos corrientes durante el primer semestre crecieron un 36%. Los subsectores financiero y de transportes realizarán, asimismo, una actividad netamente positiva en generación de riqueza.

Subida fugaz

La sorpresa acaba de darla el índice de producción industrial conocido la pasada semana en el Instituto Nacional de Estadística, que corresponde a abril. Este mes volvió a ser negativo: 0,6% de baja con respecto a abril de 1981 y 1,1 de baja para el período enero-abril sobre el primer cuatrimestre del año anterior. Ello interrumpe la fugaz subida de 1,5 puntos en marzo, cuando por primera vez este indicador cuantitativo confirmó claramente la ligera mejora de clima apuntada desde diciembre por las encuestas mensuales de Industria.Aunque medios del Instituto de Estadística han precisado que son más fiables los datos al terminar cada trimestre, el índice de abril es doblemente significativo. Por un lado, la mejora de marzo radicaba en actividades vinculadas al Plan Energético Nacional o a la exportación (construcción naval, cuero y calzado); y ya los datos de comercio exterior de abril permitieron dar cierta alarma por el freno del espectacular avance de las exportaciones en 1982, alarma que reafirman los datos de exportaciones de mayo, publicados el pasado jueves por la Dirección General de Aduanas, al desacelerarse los principales capítulos excepto el de automóviles. En segundo lugar, porque a partir de junio pasado las encuestas del Ministerio de Industria, consideradas en general proclives al optimismo, han empezado a limitar la claridad del panorama.

La ligera contracción de expectativas de inversión, apuntada en junio por la encuesta para el trimestre julio-septiembre, se ha visto confirmada en julio por la menor tasa de actividad, que no llega a cubrir el esperado 82% de utilización de capacidad productiva.

Para agosto y septiembre, las predicciones de los sistemas estadísticos más fiables (véase cuadro adjunto) dificultan mayor optimismo, salvo que la moderación en el desenso de la producción de bienes de consumo se oriente a cubrir una demanda que desde hace meses se esperaba en alza y pronto puede quedar incentivada por la revisión salarial. El obstáculo no está en la situación de las disponibilidades y el crédito, cuya expansión parece ser suficiente para que el déficit del sector público no expulse al privado.