La coalición entre socialdemócratas y liberales en Alemania Occidental tiene sus días contados

En la capital federal ya nadie se pregunta si la coalición social-liberal sobrevivirá, sino cómo y cuándo se acabará. Bonn es un hervidero de rumores e intrigas. El presidente del partido liberal (FDP), el ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, no para de darle vueltas a la forma de concluir la coalición de trece años con los socialdemócratas, y para ello se sirve generosamente del ministro federal de Economía, el conde Otto Lambsdorff, como ariete.

Genscher y Lambsdorff intrigan ya abiertamente contra el Gobierno, hasta el extremo de que el canciller federal, el socialdemócrata Helmut Schmidt, tuvo que llamar al orden a su ministro de Economía en el Gabinete.Schmidt dijo que si alguien quiere dejar la coalición que lo diga abiertamente, y no a través de los periódicos.

Genscher publicó días después un comentario en el amarillista Bild Zeitung en defensa del conde Lambsdorff, con frases como "cuando la jauría ladra, él (Lambsdorff) sabe que puede contar con sus amigos". La jauría son, en este caso, los sindicatos y los socialdemócratas, aliados de coalición de Genscher en el Gobierno federal.

Mecánica complicada

Genscher querría abandonar ya la coalición, pero la mecánica constitucional y los datos de los sondeos de opinión se lo ponen difícil. La Constitución, de la República Federal de Alemania dificulta mucho un cambio de Gobierno. Para derribar al canciller se necesitaría una "moción de censura constructiva", que se proponga otro candidato, y después vendría la votación secreta en el Parlamento. Los democristianos (CDU) tienen miedo del sistema, porque en 1972 perdieron en su intento de derribar al entonces canciller Willy Brandt.A los liberales (FDP) de Genscher tampoco les conviene presentarse como homicidas del canciller. La solución ideal para Genscher y los democristianos sería la dimisión de Schmidt, que no está por la labor. El canciller trata de resistir hasta el final de la legislatura, en espera de que la situación económica mejore y los socialdemócratas recuperen parte del favor del electorado.

El líder democristiano, Helmut Köhl, ha emplazado a los liberales hasta el congreso de noviembre en Berlín Oeste, para que tomen una decisión y se decidan definitivamente a romper la coalición.

Genscher y los liberales pueden encontrar fácilmente un pretexto para la ruptura en la discusión del presupuesto y en la forma de cubrir el déficit, que se calcula puede llegar a 10.000 millones de marcos (450.000 millones de pesetas). El FDP podría alegar que es imposible continuar el Gobierno con los socialdemócratas, "que no respetan la economía de mercado", o alguna legitimación similar.

El resultado de Hesse

Todas estas combinaciones e intrigas quedan a la espera del resultado de las elecciones del Estado de Hesse, donde el 26 de este mes los liberales tendrán que pasar la prueba de fuego de ver cómo reacciona el electorado ante el cambio de coalición. En Hesse, el FDP, que gobierna todavía con el SPD, ha anunciado ya su deseo de formar coalición en el futuro con los democristianos.La poca confianza en el porvenir de la coalición se advierte en Bonn en que muchos empiezan a temer ya por sus puestos en los ministerios, y buscan nuevos destinos.