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Nicolai Ghiaurov: "En la vida real me siento Don Quijote"

La representación de Don Carlo, de Verdi, con la intervención del bajo búlgaro Nicolai Ghiaurov, en una actuación que, aparte de una fugaz aparición en el Liceo barcelonés, hace tres años, constituye su debú en España, abrió el jueves el XXXI Festival de Opera de Bilbao. Esta sesión inaugural, en la que obtuvo una brillante actuación la soprano Mirella Freni, contó con la presencia del lendakari Garaikoetxea, presidente a su vez de la actual edición del festival, que se clausura con La Bohème."No soy ningún Boris Gudonov. En la vida real me siento un poco Don Quijote", dijo el célebre bajo en la entrevista que mantuvo con este periodico.

Solemne como su voz, Nicolai Ghiaurov, a punto de asumir el papel de Felipe II y a compartir con Isabel de Valois (Mirella Freni); Don Carlo(Jaime Aragall), su hijo en la escena, y la intrigante princesa de Eboli (Viorica Cortez) el primer plano de la trama, declaró para este periodico:"Al representar a Felipe II, uno de los personajes más poderosos de la historia, debería sentirme importante, y, en cierto modo, así me siento, ya que más allá de la propia figura histórica conlleva una multiplicidad de matices, líricos y dramáticos", confiesa Ghiaurov.

El monarca de Don Carlo la ópera de Verdi basada en el texto de Schiller- es, "uno de mis muchos personajes, al igual que Mefistófeles, Boris Godunov o Don Quijote". Ghiaurov no muestra una predilección especial por alguno de ellos. Piensa que "en todos se expresa la grandeza y la variedad creativa de la escena lírica".

Comentando los paralelismos que a veces se entablan entre la personalidad del personaje y del intérprete, Ghiaurov señala que, "desde luego, no soy ningún Boris Godunov. En la vida real me siento un poco Don Quijote". Una muestra de su cariño por este personaje y la ópera que lleva su nombre, es el hecho de que fuera él quien, en 1973, interpretara a Don Quijote en la primera grabación discográfica de esta obra, compuesta por Massenet para el gran bajo ruso Chaliapin y estrenada en París en 1910.

Un sueño: Pandetevsky

En el terreno de los compositores, Ghiaurov destaca a Gounod y Mussorsky -los padres de Fausto y Godunov- entre los de procedencia eslava. La soberanía de la música italiana la concede a Verdi, en cuyas obras, dice, "encuentro todas las posibilidades para desarrollar mis interpretaciones". Ghiaurov, que cantó Atila y Don Carlo en los últimos festivales de Avignon y Viena, viajará en fecha próxima con sus personajes verdianos a Estados Unidos y Japón, países en los que se observa un creciente interés por parte de los jóvenes hacia la ópera. Este fenómeno, en su opinión, significa "una extensión y profundización de la afición de la juventud.

Ghiaurov, cuya voz de bajo es un constante punto de atención del mundo de la ópera, tras la desaparición de la escena de figuras como Christoff, Cesare Siepe o Jeronime Hines, no encuentra ninguna barrera especial de público para el género lírico, "siempre salvando el hecho". subraya, "de que sea un buen espectáculo".

El cantante, para quien, fuera de la escena, los mejores goces están en la convivencia con la naturaleza y la comunicación humana, confiesa: "quiero vivir en la tierra con la capacidad de albergar sueftos". A sus 52 años, el sueño de Ghiaurov se llama Panderevsky, "el interesante compositor polaco, que ha iniciado la partitura de una ópera pensada para mí, y espero interpretarla con ilusión, porque de hecho pienso que marcará un momento importante en mi trabajo artístico".

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