'Los ojos, la boca', de Marco Bellocchio, otra disquisición sobre la familia italiana
En la sección Oficina Veneciana, donde se agrupan las películas que tienen alguna carga experimental, se ha presentado Vida perra, de Javier Aguirre. Está basada en la novela de Angel Vázquez La vida perra de Juanita Narboni, y constituye una sucesión de monólogos, rodados en largos planos secuencia, donde Esperanza Roy expresa los traumas de una solterona de provincias. Es un interesante ensayo donde quizá resulte inapropiado el lenguaje al personaje y el texto literario no está a la altura del gran peso que tiene en el conjunto.Javier Aguirre es uno de los casos más insólitos del cine español. En una actividad febril comienza a hacer cortometrajes y largometrajes en los años sesenta a un gran ritmo. Mientras los cortos tienen un interesante lado experimental, los largos se sitúan entre lo más burdo del cine comercial español. Esto le lleva a la contradictoria situación actual, consistente en haber estrenado en España, hace pocas semanas, con gran éxito, La segunda guerra de los niños, una película realmente terrible, al servicio del conjunto musical infantil Parchís, y presentar en la sección más experimental de la Mostra de Venecia Vida perra, que desde hace meses espera estrenarse en España y que aquí ha sido acogida con cierta frialdad, en gran parte debido a la mala calidad de los subtítulos.
Vuelta a los orígenes
Dentro de la sección denominada Vittorio de Sica, donde se da una amplia visión del cine italiano actual, se ha exhibido Muerte en el Vaticano, del italiano Marcello Alibrandi. Es una coproducción hispano-italiana que cuenta de forma bastante burda un compló contra un Papa progresista en 1985. En el poco atractivo conjunto destaca el trabajo y la belleza de Paula Molina, una gran actriz que no se comprende por qué no trabaja con más regularidad. Italia ha presentado a concurso Los ojos, la boca, última producción de Marco Bellocchio, interpretada por Lou Castel y Angela Molina. Proyectada en medio de gran expectación, la obra supone una gran vuelta a los orígenes de Bellocchio, un retomar sus disquisiciones más tradicionales sobre la familia italiana v un entronque directo con Las manos en los bolsillos, su primera película, exhibida aquí, en Venecia, hace quince años.
Dentro de uno de sus queridos ambientes macabros -toda la obra gira en torno a las repercusiones del suicidio de uno de dos hermanos gemelos de una rica familia-, se desarrolla una historia muy bien narrada, llena de su personalísimo humor negro y que se mueve alrededor del otro gemelo, interpretado por Lou Castel, protagonista de las primeras películas de Bellocchio. En medio de este ambiente familiar irrumpe una temperamental emigrada suramericana, genialmente interpretada por Angela Molina, que habla en un personal y efectivo italiano, novia del gemelo suicidado y a cuyo alrededor se centra la historia. Al ser el personaje central un actor, se mezclan la ficción y la realidad. Bellocchio introduce un fragmento en la escena del asesinato de la madre de Las manos en los bolsillos y da la oportunidad a Lou Castel para que haga unas interesantes consideraciones sobre los altibajos de su carrera profesional en una bella escena en la cama con la Molina. El personaje se debate entre un morboso amor hacia la suramericana que ha sido la novia de su hermano gemelo y un sentido de culpa hacia una madre todopoderosa. Trata de conciliar el amor con lo que cree sus deberes familiares. Dentro de un conjunto que se sitúa entre los mejores trabajos de su autor y le acerca a un León de Oro (máxima recompensa de esta Mostra).
Babelia
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