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El Reino Unido empieza a embarcar turbinas con destino al gasoducto euro-soviético

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, impondrá sanciones a la empresa británica John Brown, de Glasgow, que ayer comenzó a suministrar seis turbinas, de un total de veintiuna, para la construcción del gasoducto soviético. El anuncio de las sanciones, realizado por el portavoz presidencial, Larry Speakes, se produjo después de que el carguero soviético Stajanovets yermolenko (El buen obrero) comenzara a embarcar los componentes de las primeras seis turbinas.La llegada del carguero soviético con dos días de retraso sobre lo previsto ha facilitado las negociaciones que se mantienen y que tienen como objetivo el levantamiento de las sanciones a las empresas que exporten productos con destino al gasoducto bajo licencia o con componentes esenciales norteamericanos a cambio de que se produzca un endurecimiento en la concesión de créditos de los países de Europa occidental a la economía soviética. De esta forma, se piensa en círculos norteamericanos, se reparte más igualitariamente el peso del enfrentamiento entre las dos partes y se retrasa de forma considerable la finalización del gasoducto.

Incumplimiento de contrato

A pesar de la existencia de negociaciones que tratan de reducir la tensión entre los países aliados, la Administración Reagan se mantiene firme en la decisión de incluir en la lista negra a todas las empresas, muchas de ellas filiales de otras de Estados Unidos, que suministren equipos para el gasoducto.En concreto, John Brown, que ha empezado a entregar las seis primeras turbinas, se encuentra con la negativa de General Electric a suministrar los componentes necesarios para completar el pedido soviético; en la actualidad, pueden finalizar catorce turbinas, lo que arrojaría un déficit de siete. El secretario de Comercio del Reino Unido ha conminado a John Brown para que cumpla sus compromisos o se enfrente a acciones legales por parte de las autoridades británicas.

La firma británica es especialmente vulnerable a las sanciones de Estados Unidos, ya que tiene tres fábricas en aquel país y un tercio de su personal es norteamericano.

Aunque podría iniciar la construcción y montaje del resto de las turbinas que tiene que entregar a la Unión Soviética, la firma británica se encuentra con el problema de su dependencia respecto a General Electric, no sólo para éstas sino también para la finalización de diversos contratos que mantiene con otros clientes como Irak y Bahrein.

Otro caso en Holanda

La filial holandesa de Cooper Industries, Cooper-Bessemer, ha perdido un contrato con la Unión Soviética como consecuencia de la aplicación de las sanciones y directrices de la Administración Reagan, según han declarado directivos de la empresa holandesa.El contrato, por un valor comprendido entre los cincuenta y los cien millones de florines (entre doscientos y cuatrocientos millones de pesetas, aproximadamente), era para suministrar estaciones de compresión con destino al gasoducto.

La casa matriz, respetando la orden de embargo, se ha negado a soslayarlo mediante otras fórmulas de colaboración.

La misma empresa holandesa ha suministrado anteriormente estas mismas estaciones de compresión a los soviéticos y, según fuentes de este país, el contrato ha pasado a la empresa francesa Thomson.

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