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Niños golpeados

En España son atendidos en los hospitales entre 4.000 y 5.000 niños al año, víctimas de torturas infligidas por sus padres, y más de ochenta de ellos mueren cada año. Esas cifras tendrían que ser multiplicadas, porque sólo una minoría de los golpeados llega a los hospitales.En la última semana, nuestra página de sucesos se ha visto obligada a publicar dos historias horribles que tenían a niños como protagonistas: la de dos pequeños bárbaramente victimados por su padre, en Madrid; la de un niño encerrado durante siete años en un ropero, en un pueblo francés. No se trata de casos únicos o excepcionales. Sólo en pocos meses, por nuestras páginas ha desfilado este museo de horrores: "Acribilló a perdigonazos a un niño, al que ató a un árbol". "Mata a su hija al golpearla contra una pared". "Un niño de ocho años, quemado con cerillas". "El cuerpo de un niño, apuñalado y violado, hallado dentro de un pozo". "Muere una niña de dos años al ser obligada por sus padres a beber sosa". "Denuncia contra, una maestra por golpear y herir a una niña". "Un matrimonio se separa y olvida a su hija". 'Viola y mata a su hija de seis años". Todo ello en el plazo de pocos meses. ¡Como si fuéramos el órgano periodístico de una civilización demoniaca! Desgraciadamente, los periódicos estamos, para contar lo que pasa. Todo eso, y más, pasa en este mundo que decimos civilizado.

Tampoco los instrumentos legales para cortar tanta monstruosidad tienen la eficacia indispensable. Dejando de lado el que nuestras leyes nada dicen de la tortura psicológica, resulta desconcertante que el artículo 420 de nuestro Código Penal excluya, precisamente, de las penas más graves "las lesiones que el padre causase a su hijo excediéndose en su corrección". ( ... )

30 de agosto

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