Una oportunidad para la diplomacia norteamericana

Ahora que el derramamiento. de sahgre y la devastación han concluido en Beirut y los primeros contingentes palestinos han abandonado la ciudad, hay que aprovechar la oportunidad para hacer de estos episodios el revulsivo en la búsqueda de una solución para el problema palestino. (...)El momento es adecuado dentro de Estados Unidos, porque un nuevo secretario de Estado tratará con una opinión pública y política más flexible, tras el asedio israelí de Beirut. Las percepciones han sido sacudidas por la rudeza de la ofensiva israelí y la opinión será ahora más receptiva a una reconstmcción del proceso Camp David necesaria para lograr un mayor apoyo árabe. ( ... )

En la región de Oriente Próximo, EE UU hará bien en aprovechar el relativo éxito de la mediación de Philip Habib y su habilidad para persuadir a una serie de Estados árabes a aceptar a los palestinos dispersos, así como también el claro contraste entre la capacidad norteamericana para influir en los acontecimientos y la incapacidad de la Unión Soviética para hacer nada por aliviar la humillación infligida a la causa árabe.

La inacción puede resultar costosa para los intereses norteamericanos. La humillación árabe fue seguida, en el pasado, por respuestas violentas y períodos de inestabilidad: la revolución egipcia de 1952, tras la victoria israelí en 1948, es un buen ejemplo. La combinación de un prolongado punto muerto en el problema palestino, la nueva presencia de unidades de la OLP en los países árabes que las han aceptado y el resurgumento del fundamentalismo podrían ser una combinación peligrosa. (...)

Sería un momento ideal, por tanto, para intentar convocar una cumbre árabe y demostrar un consenso árabe en apoyo de una versión más explícita de las propuestas adelantadas por el rey Fahd de Arabia Saudí. Estas tendrían que reconocer el derecho a la existencia de Israel y también el derecho de los palestinos a un Estado en Cisjordania.

Asimismo, la OLP debe tomar la iniciativa para persuadir a EE UU de que la retirada de Beirut marca el final de su campaña militar contra Israel, y significa el comienzo de una diplomacia seria.

Aún existe una gran distancia entre la interpretación minimalista que hace Israel de la autonomía palestina, descrita en los acuerdos de Camp David, y el Estado palestino que persiguen las naciónes árabes, todavía recelosas de admitir que Israel tiene el derecho a existir. Una iniciativa completamente nueva por parte de Washington y una ofensiva de paz de los árabes puede comenzar a acortar esa distancia y crear una oferta que Israel tendría dificultades para rechazar.

23 de agosto.