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La crisis gubernamental italiana, a punto de ser resuelta

Juan Arias

A los diez días de la apertura de una crisis de Gobierno en Italia, considerada por loy observadores como una de las "más largas e importante de los últimos tiempos, todo hace pensar sin embargo que ya a ser una de las más cortas. Giovanni Spadolini, primer ministro encargado de formair Gobierno, parece tener ya a punto la formación del nuevo Gabinete.

Como sucede siempre en Italia, cada vez que se soluciona una crisis todos se declaran vencedores.Vencedores han sido, ciertamente, ese tándem tan popular, al que llaman carifíosamente el gordo y el flaco, Giovanni Spadolini y el presidente Sandro Pertini.

El flaco es el entrañable anciano socialista Sandro Pertini, que en los cuatro años que lleva en el Quirinal ha reforzado el prestigio de la presidencia de la República hasta niveles sin precedentes.

"Pertini y yo hemos hecho un pacto de hierro, estamos convencidos de gozar de un gran consenso popular y estamos dispuestos a luchar para que este país sea finalmente gobernable", dijo a EL PAIS Spadolini durante una reciente conversación. Y en esta crisis, dicho pacto ha funcionado. Por eso han vencido.

Pero se consideran también vencedores los socialistas que fueron quienes abrieron la crisis y estaban dispuestos a provocar nyevas elecciones si antes de formar un nuevo Gobierno no se abordaba seriamente el problema de la "gran reforma institucional y constitucional" pedida por el líder socialista Bettino Craxi. Spadolini ha recogido esta petición, para que Italia pueda funcionar como un país moderno.

Se sienten gana dores los comunistas, quienes, con tal de evitar unas elecciones anticipadas en un momento no demasiado feliz para su partido zarandeádo por luchas intestinas, ofrecieron colaborar desde el Parlamento con el nuevo Gobierno si este se hiciera no según el manual Cencelli, como dijo Berlinguer, sino aplicando el artículo 92 de la Constitución que da al presidente encargado de formar Gobierno pleno poder y autonomía para elegir sus ministros sin ser represionado por los intereses de los partidos. Y parece que Spadolini está dispuesto a ello.

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Está también satisfecha la Democracia Cristiana que temía las elecciones en unmomento en que el nuevo secretario nacional, Ciriaco de Mita, está reorganizando el partido.

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