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Reportaje:Las raíces de la locura / 1

La realidad del esquizofrénico, 45 millones de seres con la mente partida

Los esquizofrénicos ocupan más camas de hospital que todos los demás enfermos mentales juntos. Un tercio de ellos -incluyendo a algunos como Franz- puede realizar vida funcional durante limitados períodos. de tiempocon ayuda de asistencia hospitalaria; formas de psicoterapia tales como terapia de grupo, terapia tradicional y terapia artísticá, y las llamadas drogas neurolépticas, como la toracina.Pero la mayoría no se recuperará nunca. Al menos nadie lo ha lo grado desde quela enfermedad fue definida en todos sus detalles, en 1906, por un médico suizo llamado Eugen Blueler. Blueler'acuñó el término schizophrenia del griego que significa, mente partida, para indicar la rotura de la unidad de la mentó. Advirtió que las mentes de los esquizofrénicos operan no como sistemas integrados, sino en partículas y trozos que distorsio nan la realidad, emborronan las sensaciones y debilitan el proceso mental. Con el paso del tiempo, los afectados confunden la fantasía con la realidad durante períodos cada vez más amplios. Realizan movimientos característicos. Algunos ríen convulsivamente ante la tragedia, otros pasan décadas. sin hablar.

La enfermedad se presenta generalmente en la adolescencia o a comienzos de la edad adulta y dura toda la vida. "La historia natural de la enfermedad es el deterioro", dice Joseph Coyle, psiquiatra dé la Universidad John Hopkins y jefe de su clínica ambulante de esquizofrénicós. "Así ha ocurrido en todos los casos de esquizofrenia que he visto". Al comienzo de la enfermedad, algunos tienen ilusiones de grandeza: "Nijinsky tiene defectos, pero a Nijinsky se le debe escuchar porque habla la palabra de Dios", escribió el famoso bailarín durante una de sus peores fases de esquizofrenia. "Soy Dios, Nijinsky es Dios... Espero que mis enseñanzas sean comprendidas. Todo lo que escribo es necesario para la huínanidad". Los síntomas de Nijinsky, típicos de la esquizofrenia paranoica, que se manifiesta por ilusiones de grandeza o persecución, le fueron diagnosticados en 1919, cuando tenía veintinueve años, por el mismo Blueler. La estrella nunca volvió a bailar.

Por lo general, tales ilusiones de grandeza se desvanecen tras algunos años, y las emociones se calman y se apagan. La personalidad parece marchitarse, dando lugar a la noción popular de que los esquizofrénicos suelen ser como los héroes creativos que se reflejan en éxitos literarios como I never promised you a Rose Garden, de Hannalí Green, o el autobiográfico Eden Express, de Mark Vonnegut. "Todo el que haya trabajado con esquizofrénicos, aunque haya sido por tan sólo unas semanas, sabe que ni Vonnegut ni Deborah, en Rose Garden, eran esquizofrénicos. No hay nada alegre, positivo, romántico o productivamente creativo en esta enfermedad", dice Solomon Snyder, profesor de Psiquiatría de John Hopkins, ganador de varios premios y una autoridad en química cerebral esquizofrénica. "Destruye la vida. Representa una anormalidad fundamental en el fuficionamiento del cerebro".

Mas si los esquizofrénicos no son románticos creativos, tampoco son especialmente peligrosos o violentos. Tampoco existe la menor evidencia que apoye el mito popular de que la enfermedad sea provocada por padres pasivos o madres dominantes.

Las raíces de la locura todavía se hallan enterradas. "Lo que sabemos sobre la esquizofrenia", dice Sam Keith, director del centro de estudios sobre esquizofrenia del Instituto Nacional de Salud Mental de Bethesda, en Maryland, "es como ver un partido de béisbol desde un satélite en órbita. En días despejados, se puede ver el estadio. Pero no se ve al jugador en acción o el marcador, y desde luego no se ven las señales deLcatcher. Nuestra media dé curación de enfermos no ha cambiado mucho desde hace cien años".

Parte de los motivos es el hecho de que haya tantas estadísticas básicas que los investigadores no hayan llevado a cabo sobre la en fermedad- si hay más propensión en los varones o en las hembras, por ejemplo, o si la enfermedad presenta mayores ocurrencias en zonas rurales o urbanas-. La mayoría de los estudios epidemiológicos estiman que un 1% de la población mundial contrae la enfermedad, pero las diferentes culturas definen la esquizofrenia de modo diferente, así que incluso estas estadísticas resultan dudosas. Un estudio reciente, patrocinado por el Instituto Nacional de Salud Mental, revela, por ejemplo, que en las zonas desarrolladas de Occidente los esquizofrénicos van apartándose gradualmente de la vida real y nunca se recuperan completamente. En pueblos más primitivos, en cambio, los esquizofrénicos parecen actuar "más desatinadamente". Algunos antropólogos creen que es más probable que estas personas se recuperen, en parte, porque superan sus psicosis, pero también porque la conducta extravagante se tolera mejor en estas sociedades. Existe cierta evidencia de que las tasas de esquizofrenía aumentan cuando nuevas creencias y ambientes sustituyen a los antiguos modos. Esta eidencia parece indicar que el estrés puede ser un factor clave que origine algunos ataques de esquizofrenia. Pero no se sabe con certeza.

Biología y factor ambiental

A causa de las dudas que surgen por los esfuerzos realizados para interpretar las emociones humanas, la mayoría de los científicos hoy día se apoya más en la biología que en el factor ambiental para descubrir las claves de los orígenes de la esquizofrenia. Cada vez se avanza más hacia la identificación de las raíces de la esquizofrenia y hacia la delimitación exacta de sus señales bioquímicas. "No hay duda", dice Snyder, "de que la esquizofrenia es genética, al menos en el sentido de que los genes que codifican las proteínas que regulan el funcionamiento del cerebro se hallan afectados". Aumenta la cer teza de que algunos otros factores biológicos -las sustancias químicas del cerebro, hormonas, tal vez incluso los virus- se hallan relacionados con la esquizofrenia. Cuando las causas sean definitivamente detectadas, desde luego será mucho más fácil dominar la enfermedad con lo que resulte necesario: sobre todo con drogas específicas, vacunas y tal vez incluso dietas.

No obstante, por el momento, el único tratamiento eficaz se realiza mediante tranquilizantes convencionales y psicoterapia. Las drogas ayudan a dominar los síntomas, y la psicoterapia ayuda a algunos enfermos a,superar los problemas sociales que se derivan de su enfermedad. Por ejemplo, los enfermos pueden aprender a reconocer indicios de recaídas psíquicas tales como el incremento de intranquilidad y elevación de estados de ansia, y así tratar de evitar el estrés- social -disputas de familia, por ejemplo-, que acelera la recaída.

En el Instituto Nacional de Salud Mental, Keith ha tratado a cientos de enfermos esquizofrénicos con el éxito limitado que suele acompañar a tales intentos. "Un caso típicamente alentador", dice, es el del enfermo que pasa por la escuela tranquilo, pero que padece fuertes síntomas de visiones y alucinaciones. Se empieza a trabajar en él y comienza a desarrollar ciertas habilidades, quizá refiriéndose en primer lugar a algún animal casero, cuando antes no se refería a nada o a nadie. Y luego comienza a realizar pequeñas cosas por sí mismo, como dedicarse a juegos con papel, mientras los demás están para entrar en la universidad o desempeñando su primer trabajo.

Miedo al enfermo

"Puede que usted y yo no deseemos ver a nuestros hijos de veinte años limpiando cuadras. Pero un esquizofrénico de veinte años que llegue a eso ha realizado un gran progreso. Si uno está dispuesto a establecer metas terapéuticas y profesionales dignas para los enfermos, aunque no lo sean para uno, puede resultar alentador.

Pero el tratamiento de la locura es abrumador incluso para los psiquiatras. Algunos evitan deliberadamente a los enfermos de esquizofrenia. "Todos nosotros, por muchas licenciaturas que podamos tener", dice Keith, "llevamos en nuestro interior un miedo irracional. Y no nos gusta enfrentarnos con nuestra propia irracionalidad. Sin embargo, cuanto más trata uno con la esquizofrenia, menos pavorosa resulta. Se llega a aceptar la idea de que existe lo racional incluso dentro de lo irracional. Muchos de mis colegas creen aún el postulado freudiano de que la esquizofrenia desafia todo entendirniento psicológico. No creo que así sea. Se puede comprender a los esquizofrénicos si se acepta tratarlos dondequiera que estén. Son gente muy interesante si uno se halla dispuesto a formar una nueva idea de lo que debe ser una relación".

"El león tendrá que transformarse de perro a gato hasta que pueda encontrarme, con mis padres y dispersemos a las ratas. Yo habito en la cabeza de Whitton. Hay que trabajar duro si uno no se mete en la cama... Todo ha termihado para una bandada de pichones, y no quedan pichones, no quedan hombres, no queda música, no queda nada, excepto mis padres, que están solos en la isla de Capri, donde no hay hielo. Bien, esa es mi maleta, señor". "Es un padre dominante. Aparte de lazos generacionales y colgajos generacíonales, me clio mucho amor. Fui criado en manadas... desde la infancia".

Interior de un cerebro vivo

Así como la esquizofrenia rompe la unidad de la mente, también distorsiona las estructuras del habla, resultando lo que los psiquiatras denominan asociaciones rechinantes, ensalada de palabras y neologismos. A fin de detectar los motivos del desorden mental que suponen. tan raras estructuras de habla, los científicos utilizan nuevos métodos tecnológicos, incluyendo uno que les permite adentrarse en un cerebro esquizofrénico vivo para investigar.

El PET (tomografía de emisión de positrones) representa el intento más audaz para vencer a la esquizofrenia en su propio reducto del cerebro desde que antiguamente los peruanos practicaban orificios en los cráneos de los locos, hace miles de años, a fin de liberar los humores malignos de las víctimas. El PET trabaja mediante un recubrimiento azucarado de localizadores radíactivos, realizado con formas sintéticas de glucosa, el combustible cerebral más ¡níportante. Cuanto más activo es el cerebro, más glucosa consume. A medida que las células cerebrales utilizan la glucosa, decae el material radiactivo y se registra en detectores colocados en la cabeza del enfermo.

Las imágenes-robot realizadas por computadoras el año pasado han revelado estructuras insólitas de actividad en cerebros esquizofrénicos. Durante las alucinaciones, los centros de habla y audición del cerebro consumen azúcar a más velocidad que los de las personas n ormales. Pero en los lóbulos frontales, donde creen los científicos que se planean y organizan las acciones, la evidencia es de una actividad reducida. Otra nueva técnica, llamada tomografía de inhalación de xenón, arroja resultados semejantes: el flujo de sangre del cerebro en los lóbulos frontales de los esquizoirénicos es inferior a lo normal, deduciéndose además que realiza menos trabajo. Puede que también haya diferencias estructurales. Los scanners tomográficos muestran que algunos esquizofrénicos, incluyendo a los que experimentan ataques por vez primera, tienen los ventrículos cerebrales dilatados -señal de que el tejido qué envuelve al cerebro ha muerto o ha sido dañado.

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