_
_
_
_
Tribuna:TEMAS PARA DEBATE / LA CONTAMINACIÓN DE LAS PLAYAS
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La experiencia actual

La inquietud entre científicos y técnicos mediterráneos ante la frecuente presencia de microorganismos fecales en las aguas costeras mediterráneas, junto con el vertido al mar de aguas residuales urbanas e industriales sin tratamiento previo alguno, constituye el punto de partida del Plan de Acción del Mediterráneo, que, coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estableció en Barcelona en 1976.La valoración de la calidad sanitaria de un agua costera reposa actualmente en la determinación analítica de diversos organismos indicadores de contaminación fecal, cuya representatividad y técnicas de identificación no son compartidas por' todos los que trabajan en este campo. Los trabajos realizados sobre estos aspectos en el área mediterránea han puesto de manifiesto precisamente la necesidad de establecer estrategias de trabajo que aseguren la obtención de resultados analíticos fiables y comparables entre los diversos centros de vigilancia.

Más información
La contaminación estética

Todavía más importante si cabe que las técnicas analíticas utilizadas aparecen las normas de calidad establecidas por los Estados mediterráneos y las organizaciones internacionales. La naturaleza de los criterios de calidad en que se basan estas normas es un aspecto crucial a tener en cuenta cuando se trata de interpretar los datos experimentales recogidos en una playa. A este respecto, hay que señalar que tanto las normas de calidad aplicables en España como las normas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como las normas de la Comunidad Económica Europea (CEE), carecen de un fundamento científico que relacione la calidad del agua con los posibles efectos en la salud pública. Los estudios realizados en diversos países del mundo durante los últimos treinta años no han permitido establecer de forma definitiva una relación de este tipo, en razón, fundamentalmente, de la complejidad del fenómeno y de la reducida atención que se le ha dedicado. En consecuencia, las normas de calidad se basan esencialmente en consideraciones de medicina preventiva y de viabilidad técnica.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Es precisamente dentro de este contexto de avance y desarrollo de técnicas analíticas y criterios de interpretación donde se enmarcan los estudios llevados a cabo en España desde 1977. Los informes anuales que desde 1979 se han venido elaborando por el Ministerio de Sanidad y los departamentos de Sanidad de los Gobiernos autónomos representan una valoración sistemática de las tendencias en la calidad de las aguas costeras, a fin de conseguir mayor capacidad interpretativa de los resultados y mayor eficacia de los recursos.

Pero los estudios e investigaciones realizados con motivo de la participación española en el Plan de Acción del Mediterráneo han permitido, además, establecer conocimientos científicos y principios técnicos de gran utilidad para la gestión de la calidad sanitaria de las aguas costeras. En primer lugar, la problemática española a este respecto podría esquematizarse, de una parte, por un reducido número de áreas conflictivas, conjunción de grandes núcleos de población y actividades industriales, y cuyas áreas próximas no tienen generalmente utilización balnearia, y de otra parte, por un considerable número de pequeñas poblaciones costeras de gran vocación turística y balnearia, en las que el vertido inadecuado de sus propias aguas residuales deteriora la calidad de sus aguas costeras.

La gestión de las instalaciones de tratamiento y vertido de las aguas residuales no goza generalmente de una planificación y una atención técnica que aseguren el mantenimiento y mejora de la calidad de: las aguas costeras, debido en muchos casos a la ausencia de un mantenimiento sistemático y de una explotación adecuada de las instalaciones. Este es, tal vez, el aspecto que mejor documentan los informes anuales elaborados hasta ahora: el ligero cambio experimentado por la calidad sanitaria de las aguas costeras durante los últimos cuatro años.

La calidad sanitaria de las aguas costeras muestra una variabilidad temporal muy similar entre zonas costeras diferentes. El estudio que: actualmente se realiza de los datos recogidos por los catorce Estados mediterráneos durante los cuatro años que ha durado la primera fase del plan de acción, según la técnica interpretativa desarrollada en las zonas costeras españolas, puede aportar datos de gran interés para la elaboración de normas de calidad, a la vez que aclarar, por ejemplo, el carácter tan restrictivo que encierra la aplicación textual de las normas de la CEE, como han apuntado ya los estudios españoles.

Existe una problemática sanitaria real entre los bañistas de aguas costeras. Estudios epidemiológicos realizados en 1979 por la Subdirección. General de Sanidad Ambiental pusieron de manifiesto la existencia de afecciones de la piel, los ojos y los oídos como las más frecuentes entre los bañistas, con tasas de morbilidad que oscilaban entre el 1 % y el 2%. A pesar de que estas afecciones; no revisten generalmente gravedad, no por ello dejan de tener una repercusión real en la calidad, de vida de las poblaciones.

Aunque en presencia de una mejor calidad sanitaria de las aguas costeras se observa una menor incidencia general sobre la salud pública, los datos disponibles no han permitido obtener una relación precisa de causa a efecto entre la calidad del agua y su incidencia sobre la salud de los bañistas. Dentro del contexto de despreocupación y escepticismo con que se considera esta problemática en muchos países, hay que destacar el renovado enfoque preventivo con que muchos consideran el recreo en aguas costeras, y reflejado en la incontestable observación de que la mejora en la calidad e higiene de los alimentos y del agua de abastecimiento ha contribuido, más que ningún otro factor, al notable aumento de las expectativas de vida en el presente siglo. El contacto directo con aguas contaminadas durante el baño no es, obviamente, un hecho congruente con una actitud moderna de higiene y de medicina preventiva.

A las experiencias obtenidas a nivel mediterráneo habría que añadir las numerosas conclusiones críticas obtenidas por países que con su gran potencial económico se comprometieron durante la última década en ambiciosos objetivos ambientales y planes de saneamiento: los extraordinarios recursos económicos invertidos y los limitados beneficios conseguidos a través de una aplicación intensiva de tecnología y de criterios unificados y restrictivos de los efluentes les han llevado a replantearse la utilidad de soluciones más flexibles y acordes con los recursos personales y técnicos de cada municipio.

La calidad sanitaria de nuestras aguas costeras debería beneficiarse de la valiosa experiencia de países con más medios económicos y realizaciones ambientales que nosotros, así como de los trabajos realizados a nivel del Mediterráneo, en los que España ha tenido una apreciable contribución. Aunque todavía quedan aspectos por conocer en este campo, se dispone ya de principios y medios técnicos adecuados para mejorar a corto plazo la calidad de nuestras aguas costeras a cambio de recursos económicos razonables.

Piénsese, por último, que la calidad sanitaria de un agua costera constituye uno de los componentes determinantes del atractivo que para el futuro visitante despiertan nuestras costas. No debería ser, pues, una sorpresa el que Gobiernos y organizaciones privadas de otros países hayan iniciado la estrategia de documentar, con garantías nacionales o internacionales, la calidad sanitaria de sus aguas costeras, al igual que ya se hace en sectores como el hotelero y la restauración. Es un desafío real que nuestras zonas costeras no deberían tener mayores dificultades en superar si se cuenta con la motivación y la eficacia técnica suficiente.

Rafael Mujeriego es profesor agregado de ingeniería sanitaria.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_