Christine Spengler,
reportera gráfica de la agencia fotográfica Sygma, pasó a principios de semana once horas de lo más desagradables cuando fue detenida en Beirut oeste por milicianos palestinos en la zona del museo, cerca de la línea de demarcación que separa a las posiciones israelíes de los fedayin. Convencidos de que se trataba de un "agente enemigo sionista" e ignorando deliberadamente su condición de periodista, fue conducida, maniatada y con los ojos tapados, junto con otros ocho prisioneros, a un local donde, entre amenazas verbales y tirones de pelos, fue interrogada largo y tendido por los responsables de la seguridad de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Las gestiones de sus colegas fotógrafos y de la Embajada de Francia consiguieron, por fin, liberar a Christine, a quien un dirigente palestino presentó sus excusas. Christine, que trabajó desde Vietnam al Chad cubriendo guerras y golpes de Estado, declaró al término de su aventura que, aunque "seguía comprendiendo la causa palestina algunos de sus defensores se estaban excediendo en sus relaciones con la Prensa".
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