La República Saharaui no participará en la 'cumbre' africana que se celebrará en la capital libia

Después de enconados debates a puerta cerrada, el Frente Polisario ha aceptado ayer oficialmente los términos de una solución de compromiso preparada por Libia para salvar in extremis la 19ª cumbre africana que se celebrará en Trípoli. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) no participará en la reunión de jefes de Estado y Gobierno africanos que debe iniciarse en la capital libia el 5 de agosto.

La concesión hecha por los saharauis, sometidos a la presión insistente de Libia, está destinada a permitir a los países africanos moderados sacar de su atolladero actual a la conferencia. El Polisario ha perdido una baza de envergadura, en beneficio de la cohesión de una organización cuya impotencia arroja un sombrío telón de fondo sobre la cita de Trípoli.En la madrugada del jueves, el portavoz de la delegación libia, Alí Triki, revelaba a los periodistas que la delegación de la RASD aceptaba la solución de compromiso según la cual los saharauis participarían en la conferencia ministerial, pero se abstendrían de hacerlo en la cumbre. Triki subrayaba que Libia estaba muy inquieta por la unidad africana y la cohesión de la OUA, y ponía de relieve que el acuerdo suprimía todo pretexto para no llevar adelante la reunión de ministros preparatoria de la cumbre.

A pesar de las declaraciones del portavoz libio, toda la mañana del jueves los ministros de Relaciones Exteriores de Argelia, Ahmed Taleb Ibrahim; de Libia, Abullatif Elobeidi, y de la RASD, Ibrahim Hakim, llevaron a cabo tensas negociaciones para obtener una declaración de la RASD en el sentido solicitado por Trípoli. El jefe de la diplomacia de Nigeria entraba en liza para apoyar la solución de compromiso, la única susceptible, según Triki, de no hacer capotar la conferencia de Trípoli.

El secreto de esas difíciles discusiones concluía a media tarde, cuando Ibrahim Hakini daba lectura a un breve, comunicado del Gobierno de la RASD según el cual ésta aceptaba el compromiso propuesto por Libia y Nigeria, y precisaba que su delegación participaría en los debates del consejo pero se abstendría voluntaria y temporalmente de participar en la cumbre. Interrogado por el sentido que tenía esa declaración, el ministro saharaui agregó que la RASD seguía considerándose "un Estado miembro de la OUA plenamente soberano".

Posteriormente, el ministro de Asuntos Exteriores de Botsuana, Archie Mogwe, que preside la conferencia ministerial, señalaba que ésta seguía sin poder reunirse por falta de quórum. Mogwe espera la llegada a Trípolí de representantes de países africanos, una vez obtenido el compromiso del Polisario para no estar presente en la cumbre.

La solución de compromiso a la que llegaron los países moderados y radicales de la OUA para salvar la conferencia era considerada como la única posible capaz de permitir el cumplimiento de los plazos previstos para celebrar la cumbre y poner la presidencia de la organización en las manos del coronel Muamar el Gadafi.

Sin embargo, en esta batalla a puerta cerrada es notorio que tanto Argelia como el Frente Polisario han aceptado a regañadientes la petición de Libia y Nigeria, convencidos de que ésta representa un considerable retroceso para los saharauis con relación a la conferencia ministerial celebrada en Addis Abeba en febrero pasado, cuando la RASD fue aceptada como miembro de la OUA.

Para los países africanos moderados, la decisión saharaui tiene un significado político de gran alcance, en la medida en que pone en tela de juicio la propia admisión de la RASD. Los países del ala progresista consideran, por el contrario, que si ha podido ser salvada la reunión de Trípoli, no será posible evitar un incremento de las hostilidades en el Sahara occidental.