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La OUA propone congelar la participación saharaui en la 'cumbre' de de Tripolí

La República Arabe Saharaui Democrática (RASD) ha sido invitada a retardar su participación en la cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA) que debe dar comienzo el próximo 5 de agosto en la capital libia. Tal es el sentido de una declaración hecha por la representación libia a la conferencia ministerial, a propósito del compromiso al que parece han llegado los países presentes en Trípoli para sacar de su atolladero a la conferencia.

Según dicho acuerdo, el Frente Polisário participaría en la reunión ministerial, pero permanecería ausente de la cumbre, en espera de una decisión ulterior de los jefes de Estado y de Gobierno africanos. El presidente libio, Muamar el Gadafi, ha proseguido ayer sus esfuerzos mediadores para garantizar la presencia de por lo menos dos tercios de los 51 países miembros de la OUA, que constituyen, el quorum imprescindible para celebrar la cumbre y obtener la presidencia de la organización por un año. Hasta ahora, falto de quorum, el consejo ministerial no ha logrado iniciar sus debates, y sólo han tenido lugar una serie de reuniones informales en el lujoso hotel de la capital libia donde están reunidas a puerta cerrada las delegaciones.Según el escenario puesto a punto por Libia, con el apoyo de otros países del ala progresista, la RASD participará en el consejo ministerial con pleno derecho, pero puede declinar su presencia en la cumbre a través de un gesto político destinado a preservar la malparada cohesión de: la OUA. Esta solución no complacería por completo a los saharauis, quienes insisten en la necesidad de aplicar la Carta Africana y ratificar su condición de miembro activo de la organización, desde que la RASD fuera admitida en la reunión ministerial celebrada en Addis-Abeba en febrero de este año.

El dilema, para los libios, consiste en llevar adelante la cumbre con una mayoría de países, para no dejar coja la presidencia de Gadafi. Este último no desea evidentemente, convertirse en un minipresidente de la organización africana, y preferiría que la conferencia de Trípoli fuera abortada para salvar su responsabilidad.

Incluso si el consejo ministerial puede celebrarse, en presencia de las 34 delegaciones que constituyen el quorum necesario, la cumbre podría verse aplazada si, como amenazan algunos delegados, la RASD está presente en esta última. El aplazamiento de las deliberaciones de los ministros ha sentado un mal precedente en Trípoli, incluso si Libia ha invocado' "razones técnicas" para justificar el retrasó. Lo cierto es que, a pesar de todos los esfuerzos hechos por el Gobierno libio para conferir una gran publicidad a la conferencia, las delegaciones siguen llegando a Trípoli con cuentagotas, contrariamente a otras ediciones de la cumbre africana. Ayer, un nuevo factor de desequilibrio se conoció en Trípoli. la decisión de Uganda de no asistir a la reunión. De poco han valido las presiones de Tanzania para que los ugandeses rectificaran su decisión. El tema es que Uganda era considerado como el 34 país. asistente, lo que equivale a decir la obtención del quorum.

Si bien la ausencia de Marruecos y de otros catorce países, entre los que, figuran Egipto, Senegal, Sudán,Zaire y Costa de Marfil, es criticada por los estamentos administrativos de la OUÁ, éstos admiten que la situación de crisis que viven los africanos les obliga a hacer todo lo posible, en Trípoli, para preservar la continuidad de una organización, por dividida que ésta aparezca.

Para ello, el eslabón más débil susceptible de ser sacrificado puede ser la ausencia de la RASD, que, en todo caso, tendría que ser presentada como una nueva concesión de los saharauis en favor de la OUA más que como una victoria moral de los marroquíes.

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En todo caso, la sombra de Marruecos sigue planeando en Trípoli, y esto es, por otro lado, una situación inesperada para los propios países progresistas, que entendían llevar adelante la admisión de la RASD convencidos de que no se producirá un estallido de la organización. Pero esta hipótesis parece perder credibilidad a medida que se retrasa la apertura del consejo.

Las discusiones de carácter informal que preceden a la Conferencia de Ministros no han permitido desgajar una posición común de las delegaciones presentes en Trípoli a propósito del problema saharaui.

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