La muerte de dos espeleólogos
El domingo día 18, en una cueva submarina de Benitachell (Alicante), perdieron la vida nuestros compañeros Juanjo y Vicente; se quedaron sin oxígeno a 170 y 480 metros de la salida, respectivamente. Nunca sabremos lo que ocurrió allí dentro, ni por qué ellos apuraron tanto las botellas de oxígeno profundizando a más de quinientos metros de la boca, sabiendo que no tendrían aire suficiente para volver.Sin embargo, la presente carta es para denunciar la inoperancia, lentitud y desorden con que se procedió al rescate de Juanjo y Vicente.
Una vez que se observó que ninguno de los dos salía de la cueva, Víctor (el tercero del equipo) penetró en la cavidad, y los demás compañeros procedieron a dar la alarma al cuartel de la Guardia Civil, en el citado pueblo. Se consiguieron, buscando por los pueblos cercanos, dos equipos completos de botellas de oxígeno para que Víctor y otro compañero procedieran a entrar de nuevo en la cueva, lo cual fue impedido por la Guardia Civil.
Conocida la noticia, se presentaron dos expertos buceadores profesionales franceses, que trabajan desde hace quince años como buceadores en las aguas del mar del Norte, e intentaron ayudar; su entrada también fue impedida por la Guardia Civil.
Después llegaron Protección Civil, una unidad de buceadores de la Armada, la unidad subacuática de los bomberos de Valencia, un equipo de buceadores de Valencia, así como también se trajo en un helicóptero, desde Madrid, a dos buceadores pertenecientes al gru
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po de espeleología del Comité Nacional de Espeleología. Estos dos últimos grupos llegaron sin botellas de oxígeno, al ser informados erróneamente de que se disponía allí de gran cantidad de éstas.
Se procedió al rescate del cadáver de Juanjo, que se encontraba enredado en el cable-guía que habían utilizado para la entrada; pero para rescatar a Vicente se complicaron las cosas: se comprobó que Vicente, vivo o muerto, estaba a más de 250 metros de la boca de entrada, y para llegar hasta allí se necesitaban botellas de oxígeno de unas características especiales. Era el lunes por la tarde, y se pidió ayuda al grupo de espeleología de Standard Eléctrica de Madrid, que poseía equipo especial como el que se necesitaba en este caso. El grupo Standard se encontraba en Madrid, pero el material estaba en Soria, así que dos componentes de dicho grupo tuvieron que desplazarse en un Renault 4 a Soria y de allí a Valencia para llegar a Benitachell.
También se solicitaron varios equipos similares a la "autoridad militar encargada del rescate", la cual los solicitó por el conducto reglamentario; esto ocurría a las 19.30 horas del lunes.
Nos encontrábamos todos sentados en la playa, mirándonos. Nunca habíamos sentido una sensación de impotencia tan grande; no comprendíamos cómo no se hacía nada para rescatar a Vicente, que podía encontrarse vivo todavía dentro de la cueva, pues cabía la posibilidad de que hubiera galerías superiores fuera del agua con un poco de aire para respirar, y cada hora que pasaba era perder probabilidades de encontrarlo vivo, pues, en el caso hipotético de la existencia de esas galerías con aire, éste tendería a agotarse.
Las botellas solicitadas por el conducto reglamentario llegaron cerca de las 5.30 horas del martes (parece ser que venían en tortuga; si no, no se comprende ... ). Sobre esa hora llegó el grupo Standard de Madrid y se formó un equipo, con ellos y con apoyo de los buceadores de la Armada, para entrar en la cueva; cuando estaban todos ellos preparados, con los trajes de neopreno pueslos y las botellas encima de la barca neumática que los llevaría a la entrada de la cueva, "la autoridad militar encargada del rescate" impidió que se procediera a entrar, en la cueva submarina, so pretexto, según dijo, de que era de noche. En este punto los nervios nos estallaron a todos y hubo más que palabras. Calmada la situación y cuando se hizo de día, el grupo Standard, con su material, que ya había llegado, procedió a penetrar cuatrocientos metros sin encontrar a Vicente; solamente encontraron el cable-guía, que seguía hacia adentro de la cueva, y unas galerías que ascendían hacia arriba: todavía había esperanza de encontrarlo con vida. Cuatro horas después, de nuevo volvieron a penetrar, y hallaron a 480 metros de la entrada a Vicente, muerto, bajo el agua, sin aire en las botellas de oxígeno. No existían las hipotéticas galerias con aire. Lo sacaron al exterior sobre las 17 horas del martes. Había finalizado una operación rescate sobre la que no opinamos, ya que, como estos datos son básicamente ciertos, Ies pedimos: juzguen ustedes. /
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