Ford, pero menos
Es costumbre -probablemente por conveniencias publicitarias- que El soñador rebelde, bobo título español de Young Cassidy, producción inglesa inspirada en los años de lucha política del poeta irlandés Sean O'Casey, rodada en 1964-65, se atribuya a John Ford, sin más explicaciones, lo que es una grosera falsedad.Ford, ciertamente, fue contratado para realizar este filme e intervino en la fase inicial de su elaboración, sobre todo, como era su costumbre, en algunos toques estratégicos al guión, pero no puede considerarse de ninguna manera un filme suyo, ya que de hecho no fue dirigido por él, sino por el famoso fotógrafo y cameraman británico Jack Cardiff, metido esta vez, como otras, en casa ajena.
Ignoro si Ford llegó a intervenir directamente en el rodaje de algunas secuencias. De ser así, su trabajo quedó diluído en el de Cardiff, porque en ningún instante se percibe esa materialidad que Ford imprimía en grado superlativo en sus imágenes y, sobre todo, en el ritmo de sucesión de estas, en su secuencia poética y musical.
La marca de Ford
La marca de Ford hay que buscarla más bien en el enfoque y tal vez en la disposición y ordenación de algunas escenas, diseñadas por él con toda evidencia. Por otra parte, es seguro que Cardiff, que como director carece totalmente de personalidad, imitó sin pudor el estilo de Ford. Solo que este es inimitable. De ahí el grueso, e incluso grosero, equívoco.Cardiff es tan excepcional fotógrafo como mediocre director. Se le considera con justicia uno de los grandes creadores y perfeccionadores del color, pues entre otras, firmó las fotografías de Las cuatro plumas, de Zoltan Korda; Las zapatillas rojas, de Michael Powell y Emeric Pressburger; Atormentada, de Alfred Hitchcock; La reina de Africa, de John Huston; y La condesa descalza, de Joseph L. Mankiewicz. Uno solo de estos trabajos hubiera servido para llevarle a la cima reservada para los más grandes fotógrafos de la historia del cine.
"Pasteles de colores"
Pero a Cardiff le dio por dirigir, e hizo, entre otras vaciedades y rutinas, Los vikingos, El último tren de Katanga, Mi dulce geisha, y otros pasteles de colores, entre los que está este Soñador rebelde, filme parásito, con algunas calidades de concepción -ahí es donde entraría la mano de Ford-, una excelente historia, buenísimos intérpretes -como Michael Redgrave, Julie Christie, Rod Taylor, Maggie Smith, Flora Robson y otros nombres grandes de la escena y el cine británicos- y una dirección dura, tosca, mecánica y desangelada, que es sencillamente grotesco atribuir a John Ford, porque, aunque sigue su mecánica externa, de hecho está en sus antípodas.El soñador rebelde se emite hoy a las 20.30 por la segunda cadena.
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