Dos posibilidades
( ... ) Hay que prepararse, pues, para la eventualidad de que deba formarse un Gobierno de coalición para conseguir lo que sin duda es condición necesaria de Gobierno en la España de hoy: tener mayoría en el Congreso. Por supuesto, el hecho de que se alcance una mayoría y sea por coalición, no significa automáticamente que la coalición tenga que hacerse sin el partido socialista. Pero es probable que la votación que obtenga sea alta. Si por sí misma no le da la mayoría, poco habrá de faltarle. Lo que le faltará es encontrar un grupo político que no sea el comunista y que le permita gobernar: el famoso y por ahora fantasmal partido bisagra, si llega a formarse.Ahora bien, la otra posibilidad es también de mayoria y es, en todo caso, de coalición. Puede ser de centro-derecha o de derecha-centro. Esta es la cuestión: quién pesa más, si el centro-derecha tendrá más votos que la derecha, si una renovada UCD con nueva imagen tendrá más votos que una Alianza Popular, también renovada y reforzada, o si ésta, por el contrario, irá por delante. Y cuál será el peso añadido de los nacionalistas. Es todo una cuestión de proporciones. Lo mismo que los que salen de UCD, o los liberales, o el grupo de Alzaga, en cuanto quieran pesar o tengan número para el recuento sólo pueden estar presentes si están en una coalición mayoritaria.
Las disputas académicas sobre la presunta derechización de UCD o la necesidad de preservar y vigorizar un centro-centro son principalmente juego electoral y demagogia para perjudicar al vecino. Un dato significativo es que el nombramiento de Landelino Lavilla haya caído mal especialmente entre los medios que propician un triunfo socialista o un triunfo de Fraga. No se ha visto que los que soplan el viento para hinchar las velas del partido conservador hayan acogido con alborozo el cambio de líder. Ni tampoco los que por su parte preparan el acceso al poder de los socialistas, con añadido de bisagra o sin él.
Cuando se escogió el sistema proporcional se pensó probablemente en dos cosas: que el espectro parlamentario recogiera las diversidades de opción en el electorado y que no fuera fácil avasallar al contrario. Oscuramente, las coaliciones estaban ya previstas en el sistema escogido. Pero la experiencia ha mostrado que tiene que haber mayoría de Gobierno y no sólo mayorías cambiantes de votación según cada ley.
La bipolarización en España tiene malos recuerdos, y por eso no es extraño que el socialista Alfonso Guerra negara ayer que se dé. Tampoco en zonas templadas del centrismo o del nacionalismo se desea hablar de bipolarización. Pero la realidad política es que en el próximo Congreso sólo podrá gobernar una mayoría y, fuera de la eventual victoria socialista, sólo podrá tener mayoría una coalición. Los que han de estar "condenados a entenderse" harían bien en prepararse para esa eventualidad, y preparar a sus clientelas electorales. La política tiene sus razones que el corazón no siempre comprende.
, 17 de julio.
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