Don Juan Carlos presidió la entrega de reales despachos a los 345 nuevos tenientes del Ejército de Tierra
Bajo la presidencia de su majestad el Rey don Juan Carlos tuvo lugar ayer por la tarde en la Academia General Militar, el acto de entrega de reales despachos a los 345 tenientes del Ejército de Tierra -137 de infantería, 24 de caballería, 78 de artillería, 44 de ingenieros, 34 de intendencia y 28 de la Guardia Civil- que integran la 37 promoción de la tercera etapa de este centro.El Rey llegó poco antes de las 18.30 en helicóptero procedente de la escuela de suboficiales de El Talarn (Lérida) donde había entregado diplomas a los sargentos de la sexta promoción y almorzado después con el presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, y con el capitán general de Cataluña, José Antonio Saez de Santamaría.
Según marcaba la orden general extraordinaria de la academia, los actos se iniciaron con los honores rendidos a su majestad. Después vino la revista, la santa misa -esta vez sin homilía-, la lectura de las órdenes de ascenso, la entrega de reales despachos a los nuevos tenientes y de certificados de aptitud a los caballeros cadetes de la República de Guinea Ecuatorial, así como de condecoraciones y premios a los números uno de las armas y cuerpos. Los premios fueron entregados por los agregados militares de los países patrocinadores: Chile, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Perú y Portugal.
A continuación el director de enseñanza del Ejército, general Pérez Iñigo, pronunció una alocución de cinco folios.
El discurso del general Pérez Iñigo se atuvo al patrón de estas ocasiones, sin exponer idea ni referencia alguna sobre los planes y las reformas que se esperan largamente en el campo de la enseñanza militar.
El general señaló en su discurso el culto a una serie de sentimientos -honor, disciplina y lealtad en la que incluyó la que se debe al gobiemo legítimo de la nación.
Concluyó con una recomendación acerca del patriotismo "que se refleja en el amor a Espafía y que hace estar siempre dispuestos a no regatear esfuerzo ni sacrificio en su provecho". A lo largo del discurso del general Pérez Iñigo, no hubo una sola referencia a la Constitución y que impregna los textos de las reales ordenanzas para las Fuerzas Armadas. Luego vino la ofrenda a los Caídos, en el patio del Caudillo y se entonó el himno de la Academia antes del desfile y vino de honor en el casino de alumnos con los que departió el Rey una hora.
Terminado el acto, Don Juan Carlos se trasladó a la Escuela Naval Militar de Marín. Hoy, festividad de la patrona de la Armada, presidirá la entrega de despachos a los nuevos oficiales de la Marina.
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