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La banca confía en que el ejercicio de 1982 sea similar al del año pasado

Los temores que algunos grandes bancos tenían hace unas semanas sobre la posibilidad de que el ejercicio de 1982 se cerrara con unos resultados peores que los del pasado año se desvanecen a medida que pasa el tiempo. Si el exceso de liquidez existente y las peticiones para créditos por debajo del preferencial crecían con el inicio de 1982, parece que a partir de mayo las aguas vuelven a su cauce y que la situación se normaliza.

Durante los primeros meses del año, y como continuación de la tendencia iniciada a finales de 1981, buena parte de los bancos nacionales pidieron autorización al Banco de España para conceder créditos o realizar descuentos a tipos de interés por debajo de los mínimos fijados por ellos libremente, siguiendo las instrucciones contenidas en una circular de la autoridad monetaria de febrero del pasado año.Cuando el Banco de España decidió que era necesaria una mayor transparencia en el coste real de una operación financiera, se inclinó por fijar unas comisiones máximas, dejando que cada banco fijara los tipos de interés que cobraría en cada caso concreto. Al tiempo, y como cautela, establecía la necesidad de que los bancos hicieran público cuál era el tipo de interés preferente, es decir, el que se aplica a los clientes mejor considerados por cada banco. También, la circular del Banco de España abría la posibilidad de que se realizaran operaciones a un tipo de interés por debajo del llamado preferencial, siempre y cuando el banco que quisiera llevarla a cabo solicitara autorización para ello.

Como ocurre con toda nueva normativa, cuando se trató de fijar el preferencial las entidades financieras fueron cautas, en opinión del Banco de España, y establecieron el mínimo en una cota algo elevada para como estaban los mercados en aquellos momentos. El tipo fijado estaba por encima del que podría considerarse como real.

La evolución del mercado financiero en los meses siguientes a febrero de 1981 parece confirmar esta apreciación, toda vez que el número de peticiones para créditos o descuento a tipos más bajos no ha hecho sino aumentar, al menos hasta el pasado mes de mayo, última fecha de la que se tienen cifras oficiales.

Si en marzo de 1981, primer mes en el que se puso en práctica la normativa, fueron 45 bancos los que solicitaron autorización para un total de 1.692 operaciones y por un importe de 24.779 millones de pesetas, un año después se duplicaba el número de bancos interesados, crecía la cifra de operaciones hasta 3.954, y el importe total superaba los 140.000 millones de pesetas; las cifras de créditos por debajo del preferencial se habían multiplicado por seis en un año.

Hasta finales del pasado año la progresión era normal y no preocupaba a las autoridades monetarias. Pero las cifras de los primeros cinco meses del año hicieron declarar al gobernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles, con motivo de la presentación del informe anual y de la memoria del banco emisor, "que las peticiones crecían muy por encima de lo previsto". Este crecimiento tiene más importancia habida cuenta del ajuste al alza que se ha producido en los tipos de interés en los últimos meses. Según esto se deberían haber solicitado, por parte de los bancos, menos operaciones por debajo del preferencial y sin embargo no ha sido así.

El crecimiento de este tipo de operaciones se debe a la situación existente en los mercados monetarios españoles, en los que, a partir de febrero ha habido un exceso de liquidez que los bancos se mostraban impotentes para colocar como inversión. Ni los créditos que el sector público iba consiguiendo a través de las operaciones a interés variable en el mercado nacional, ni la falta de salida al exterior por parte de las principales empresas españolas, lo que obligó a mayor endeudamiento en el interior, bastaron para equilibrar la situación.

De esta forma se pasó a un volumen de operaciones que sumaba algo menos de 91.000 millones de pesetas en enero a 118.000 un mes más tarde y casi 141.000 en marzo. A partir de este mes descienden las cifras aunque se siguen manteniendo altas: 119.000 millones en abril y 105.000 en mayo.

Segundo semestre

Algunos responsables de los principales bancos, a la luz de estas cifras y de otros indicadores económicos por ellos manejados, empezaron a manifestar sus temores sobre la posibilidad de que el segundo semestre del año fuera a ser peor que el primero, "del que no tenían ninguna queja a nivel de resultados". Pero las necesidades crecientes del sector público, la elevación de los tipos de interés en los mercados monetarios, como consecuencia de la mayor oferta de certificados de regulación monetaria por parte del Banco de España, y las medidas complementarias para absorver el exceso de liquidez, han hecho cambiar estas, previsiones algo pesimistas.Aunque la demanda de crédito al sector privado no crezca lo deseable y a pesar de que no se vea la salida del túnel, se empieza a considerar que los elevados tipos de interés existentes y el déficit del sector público proporcionarán unos resultados cuando menos aceptables para el conjunto de la banca española.

Si a ello se une que, en buena lógica, las peticiones para operaciones por debajo del preferencial tienen que seguir descendiendo, parece que la banca puede estar tranquila también este año: seguirán obteniendo buenos resultados, aunque éstos cada vez dependan más del déficit del sector público que de la propia recuperación de la economía española.

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