Kissinger
Dicen que se dice que Kissinger ha venido alquilado a los Mundiales. O sea, que hacía falta una gran figura planetaria -al menos una, oh- y el alquilón resultó ser Kissinger, como en otros tiempos dicen que se decía que se alquilaba la Sukarno para poner exotismo y aristocracia oriental en las fiestas de la jet y la prensa del corazón y de la cartera (que quedan cerca).Yo tenía cena con Kissinger en una gentil casa madrileña, pero la secretaria de HK me comunicó:
-Estamos perfectamente al tanto de quién es usted, y muy complacidos de que asista, pero se le prohibe escribir nada de la entrevista.
Naturalmente, pasé de cena. Uno suele aguantar a sus queridos monstruos en función de la columna, que es que vive uno pendiente de la columnita, pero si no hay columna posible, que aguante al señor Kissinger su santa. (Lo cual que su santa esposa estaba en el fútbol con cara de odio y aferrada al whisky como al timón del mundo que ya no tiene su marido.) Kissinger ha bajado el precio de sus conferencias de quince mil a cinco mil dólares, y sus Memorias se han vendido mal en el mundo, porque son un trabajo documental de equipo y no las memorias de un hombre de acción, como le habrían gustado a Baroja. También se dice que Dalí se alquilaba (o Gala alquilaba a Dalí) para los cubatas de la derecha exquisita, en Manhattan. El maestro hacía un dibujo a la señora de la casa, decía una frase y en seguida se iban, recogiendo en la puerta un cheque reventón de dólares, con la bufanda y el paraguas.
Una vez, Dalí coincidió en Nueva York con una exposición de Kandinsky, que le elogiaron mucho. Dalí, en el ruedo de admiradores, esgrimió el puño tallado de su bastón:
-Kandinsky es esto. Decoración. Merde.
Todo el abstracto es decoración para el gran figurativo, como lo fuera para Picasso, de quien no queda un solo dibujito perdido y distraído que no represente o insinúe una ninfa, un minotauro, un fauno, un niño. Jamás la raya por la raya. Es raro, pero es así. Kissinger fue también un gran figurativo de la política internacional, que sólo veía las guerras y los mapas como figuras de dominación. No nos ha quedado de él una sola abstracción ideológica, doctrinal, moral, y por eso ahora tiene que alquilarse -dicen lenguas anabolenas- para cosmopolitar unos Mundiales mal hechos, tragarse tanto fútbol malo y decir, como ha dicho:
-Estoy en viaje educacional para ver fútbol y conocer la realidad del país. Lo de las Malvinas ha sido un golpe muy duro para la OEA (como si la OEA existiese). La organización de los Mundiales ha sido perfecta (no se lo cree ni él). Felicito a Saporta.
Cenando la otra noche en una casa hospitalaria y bien, llegó el niño de veinte años, inteligente, inquieto, y decía que sus amigos le habían convocado a la lucha, que él rehuyó:
-Lo de menos es el partido con Inglaterra. Vamos a formar un grupito patriótico para pegar a los ingleses a la salida.
Pegan a los ingleses por Gibraltar y no pegan a los yanquis, que están aquí todo el año, por los tratados, las bases, la OTAN y eso. Kissinger comía muy bien el coco a los gobernantes y los pueblos que compravendía.
Un pintor, mayormente si es genial -Picasso, Dalí-, puede ser toda la vida anecdótico (figurativo). Pero un estadista, si es siempre anecdótico, pragmático, y no se elevanunca a la abstracción de una filosofia del Estado, se condena a cobrar menos por conferencia, a que sus libros se minusvendan en la Cuesta de Moyano y Saporta le ¿alquile? de acá para allá. Don Henry, el pragmatismo se paga.
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