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Un guardia civil asesinado y otro herido grave en Navarra al estallar una bomba colocada en su automovil

El guardia civil Juan García González, de veintiún años de edad, soltero y natural de Guadalajara, resultó muerto a primeras horas de la madrugada de ayer en Burguete (Navarra), como consecuencia de la explosión de una "bomba-trampa" colocado en el automóvil que se disponía a utilizar. El otro guardia civil que le acompañaba, Francisco López García, también de veintiún años. de edad y soltero, resultó con heridas de pronóstico grave, aunque, según los médicos que le atienden, su estado evoluciona favorablemente.

A primeras horas de la tarde de ayer se celebró en Pamplona el funeral por el guardia civil asesinado, tras lo cual, el féretro que contenía sus restos mortales fue trasladado a Guadalajara. A pesar de que hasta el momento nadie se ha responsabilizado del atentado, fuentes policiales suponen que sea obra de ETA Militar. Tan pronto se conoció el atentado, unidades especiales del GAR (Grupos Antiterroristas Rurales) de la Guardia Civil montaron un dispositivo de control y rastreo de la zona en torno al lugar de los hechos.La explosión de esta "bomba-trampa" ocurrió sobre las 2.45 horas de ayer, después de salir los dos guardias civiles, que se encontraban libres de servicio, de la discoteca Irrintzi, de Burguete, localidad ésta en que se encontraban destinados desde hacía un año, en el Grupo Especial de Intervención de Montaña de la Guardia Civil.

Al coger el vehículo, un Ford Fiesta de color gris metalizado, y poner en marcha el mismo, fue cuando se produjo la explosión de una carga que contenía tres kilos de Goma 2, con abundante cantidad de tornillos y bornes, que actuaron como metralla.

Como consecuencia de la explosión, el guardia civil Juan García González, de Guadalajara, y no de León como se dijo en un principio, resultó gravemente herido, con grandes lesiones en toda la parte posterior de su cuerpo. Igualmente resultó con graves heridas el también guardia civil Francisco López García. Ambos heridos fueron inmediatamente trasladados al Hospital Provincial de Navarra, donde Juan García falleció a los pocos minutos de su ingreso.

También, como consecuencia de la explosión, el vehículo quedó totalmente deshecha y un coche que se encontraba en las proximidades resultó también alcanzado por la onda expansiva.

No explosionó una segunda bomba

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Por lo que se refiere al estado de Francisco López García, quien fue visitado a las cuatro de la mañana por el gobernador civil de Navarra, Francisco Javier Ansuátegui, la dirección del Hospital de Navarra facilitó, a media mañana de ayer, un parte médico en el que señalaba que el paciente presenta cinco heridas de metralla en región dorsolumbar. "Herida de metralla en hombro derecho. Heridas, con desgarros musculares y ablación cutánea, en antebrazo derecho y hemitórax derecho, además de una doble fractura occipital. Pronóstico grave". A últimas horas de la tarde, los médicos que -le atendían manifestaron que continuaba en estado grave, aunque evolucionaba favorablemente. Un nuevo parte médico será dado a conocer hoy, lunes.

El bomba utilizada por los terroristas para cometer el atentado -que fuentes policiales presumen sea obra de la organización ETA Militar- consiste en una doble trampa, ya que bajo las ruedas delanteras y traseras del vehículo se coloca la carga explosiva, de forma tal que al mover el coche, en una u otra dirección, explota por simple presión el arterfacto.

Unicamente explosionó la carga de las ruedas traseras, compuesta de tres kilos de Goma 2, por lo que artificieros del equipo EDEX, de la Guardia Civil, procedieron a desactivar el segundo explosivo, compuesto también por otros tres kilos de Goma 2, así como con abundante metralla.

Funerales con retraso

La capilla ardiente del guardia civil Juan García González fue instalada en el Salón del Trono del Gobierno Civil de Navarra. Una guardia de honor estuvo escoltando en todo momento el cadáver, hasta la celebración de los funerales. Aunque en un principio estaba previsto que el funeral se celebrase, a las 14.00 horas, en la iglesia parroquial de San Miguel, de Pamplona, éste no dio comienzo hasta casi una hora después. Al parecer, el retraso estuvo motivado por la espera de algunas autoridades.

A los funerales asistieron, entre otras personalidades, el director general de la Seguridad del Estado, Francisco Laína; el subdirector general de la Guardia Civil, general Hermosilla; el gobernador civil de Navarra, Francisco Javier Ansuátegui y el presidente de la Diputación Foral, Juan Manuel Arza, así como los familiares del guardia civil asesinado.

En el momento de la entrada del féretro al templo, portado a hombros de sus compañeros, y encima del cual se había colocado una bandera nacional, el público prorrumpió en una salva de aplausos y dio vivas a la Guardia Civil y a España. En ese momento una mujer que se encontraba en el interior del templo, dirigiéndose a las autoridades, les gritó sinvergüenzas", al tiempo que intentaba aproximarse hacia el gobernador, aunque rápidamente fue retirada por la Policía Nacional, sin que se produjesen más incidentes.

El sacerdote que ofició la misa, en su breve homilía, se refirió a la vida del joven guardia civil asesinado, de quien dijo que llevaba una vida normal, "como la de muchos de nosotros". "Su muerte le sobrevino", añadió, "con el deber cumplido. Murió por la Patria, por la paz y el orden, siendo guardia civil". A la salida del féretro, algunas de las personas que se encontraban en las inmediaciones de la iglesia dieron gritos de vivas a España, a la Guardia Civil y en contra de ETA. Seguidamente se interpretó el himno de la Guardia Civil, después de lo cual se procedió al traslado del cadáver a Guadalajara.

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