Mirando hacia atrás con Keynes / y 2
Uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia económica recientemente es el hallazgo de parámetros que establecen una relación estadística entre los ciclos económicos y los cambios en las existencias monetarias. Las fluctuaciones cíclicas, por ejemplo del M2, son el resultado de las fluctuaciones en los tres determinantes principales: la base monetaria, la ratio correspondiente a billetes emitidos en relación con los depósitos y la ratio de las reservas con respecto a los depósitos. La mitad de las variaciones cíclicas se han explicado, por ejemplo, en función a la variación existente entre los billetes en circulación y los depósitos bancarios. Otro elemento importante ha sido la relación entre la base monetaria y la ratio entre las reservas y los depósitos bancarios. En el juego coherente de estas magnitudes está la clave de una reactivación controlada que hoy, sin embargo, está perturbada, indudablemente, por el fuerte déficit presupuestario.La existencia de un déficit presupuestario no tiene nada que ver con la puesta en marcha de una política de carácter monetarista. Lo que sí tiene que ver es en su resolución, la forma en que se financie ese déficit.
Si se financia a través de la creación de nuevo dinero estaremos ante una política expansionista y, por tanto, inflacionista. Por el contrario, cuando se financia a través de préstamos por parte del Gobierno de la comunidad, lógicamente repercute en un alza de los tipos de interés y, por tanto, podríamos decir que es un procedimiento restrictivo de financiar el déficit presupuestario. Pero, al mismo tiempo, es el único procedimiento antiinflacionista.
El carácter expansionista que pudiera tener un déficit presupuestario que comporta naturalmente una alteración de la demanda global queda, sin embargo, compensado en el caso de que sea financiado por empréstitos tomados por parte del Gobierno, por el efecto que tiene en el descenso del consumo y la inversión privada (crowding out), a causa de las altas tasas de interés.
El temor de los economistas
El temor existente entre los economistas actualmente es si la combinación de un enorme déficit presupuestario con una política monetaria restrictiva no desplazaría la inversión privada y, por tanto, abortaría cualquier recuperación. Pero la prueba de que esta combinación de factores no es inviable está en cómo Japón ha podido superar esta pretendida antinomia, utilizando al mismo tiempo el estímulo fiscal combinado con una política monetaria restrictiva.. A la severa recesión que Japón atravesó, el Banco de Japón redujo el crecimiento monetario del 23% en el año 1973 a cerca del 12% en el período 1974-1979.
El déficit presupuestario pasó de ser un 1% del producto nacional bruto en el año 1973 a cerca del 10% en 1978, en que el Gobierno hubo de tomar préstamos hasta del 30% o 40% del mercado de crédito.
Las riendas monetarias
Las autoridades monetarias resisitieron la tentación de soltar las riendas de la política monetaria. Como resultado de ello, la inflación en Japón descendió del 20% en 1974 a menos del 2% en 1980, mientras que la producción creció en más de un 5% anualmente a lo largo del período 1974-1979. Todo ello teniendo en cuenta que tuvo que resolver los aumentos sustanciales del precio del petróleo importado.
Las tasas de interés reales cayeron tan sólo en los últimos años de la década de los setenta, sugiriendo que no hubo ningún efecto de desplazamiento coordinado de la inversión privada a causa del déficit.
En otras palabras, a pesar de los amplios déficit y de una persistente política monetarista, Japón pudo conseguir un crecimiento. Lo mismo podría suceder en Estados Unidos.
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